A 10 días de que Yon de Luisa, presidente de la Femexfut, dé a conocer el plan de acción en el que, avisó, trabajarían después del ridículo en Qatar 2022, la idea de que la Selección Mexicana sea dirigida por un estratega que venga de fuera ha perdido fuerza de manera considerable.
No habrá Marcelo Bielsa, mucho menos otros entrenadores de esos que, cada que hay un cambio en el banquillo del equipo mexicano, se nombran como si dirigir en nuestro país en verdad fuera tan atractivo, como para pensar en Pep Guardiola, Jürgen Klopp o José Mourinho (quien se perfila para dirigir a Estados Unidos). Puro humo de quienes no entienden la industria, y la trayectoria de personajes de tal jerarquía.
Todo quedará en un técnico mexicano, o en uno con trayectoria en nuestro país. Y las opciones no son muchas, por lo que queda en tres (así, en el siguiente orden): Miguel Herrera, Guillermo Almada e Ignacio Ambriz. No hay más.
Aunque Herrera se mantiene como la principal opción para quienes proponen y deciden, Almada ganó terreno con el título con Pachuca, pero lo que ha generado el estratega uruguayo no se puede reducir a solamente haber levantado el trofeo, después de disputar su tercera final en la Liga MX. No es mexicano, pero ha demostrado saber trabajar con los mexicanos.
Ambriz es un técnico nacional con formación en Europa, y una evolución interesante. No es más el entrenador defensivo como se le encasilló en su momento, y ha encontrado equilibrio. Campeón con el León, ha rediseñado al Toluca, y ya llegó a una final con los Diablos.
Lo de Miguel, que lleva mano, sería condicionado de nueva cuenta a modificar aspectos de su personalidad. No quieren más escándalos en la Selección, y mucho menos de parte del entrenador. Todo lo demás del perfil, lo cubre sin problemas.
Pero lo que necesitan las Selecciones Nacionales de este país no solamente es encontrar al técnico para el proceso al Mundial 2026. La reestructura debe ser de fondo, en juveniles, en femenil, en operación, y planeación de lo que necesita ser una dirección de selecciones que realmente vaya de acuerdo al presupuesto que tiene. Porque lo último que hemos visto no parecía propio de un órgano que puede llegar a generar, por cuatrienio, cerca de 500 millones de dólares.
Lo que presentará De Luisa no solamente tiene que ver con los nombres de los candidatos a dirigir la Selección, tiene que ver con un nuevo orden que urge en los representativos nacionales y, en general, en el futbol mexicano. Arranca el proceso rumbo al tercer Mundial en México, y al equipo nacional puede dirigirlo Miguel, Guillermo o Nacho, pero sin un cambio en la estructura, en la manera de trabajar, de visorear, de la forma en que se homologuen criterios en otras categorías, lo deportivo en la FMF no avanzará, sin importar que se vuelva a llegar al éxito económico.
Este cambio, claro, no llegará de inmediato, pero cuanto antes se trabaje menos margen de error tendrá, así como un menor margen de crítica al manejo de crisis de parte de los ejecutivos de la Femexfut, que buscaron ganar tiempo con el aviso de 60 días para presentar el plan de acción, y el plazo está por cumplirse. Llegada la fecha, cualquier duda que muestren, cualquier titubeo, les irá en contra.
POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN
COLABORADOR
@GVLO2008
PAL