TRES EN RAYA

Cancún y la extorsión

Es más fácil repartir catorrazos para mantener su control sobre las zonas turísticas que enfrentar de forma competitiva a Uber

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La ley va quedando tirada por los caminos. O, en este caso, golpeada por los taxistas de Cancún. Es su forma de enfrentar la competencia que les significa Uber. Los taxistas de esa ciudad quieren mantener el monopolio del servicio de transporte público de taxi a base de golpes; no se les ha ocurrido que podrían prestar un mejor servicio. No vaya usted a pensar…

Los taxistas de Cancún tampoco quieren acatar —si acaso atacar— el amparo federal concedido por el poder judicial el pasado 11 de enero, el cual permite a los conductores de Uber ofrecer servicio sin necesidad de que la aplicación cuente con una concesión vehicular en tan paradisíaco destino. Total, si la máxima autoridad en el país no respeta amparos, se burla de la ley y avisa: “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, ¿por qué iban los taxistas sino a mostrar desprecio por la norma?

Aunque, eso sí, llevando la violación a la ley aún más lejos de lo que solemos ver en Palacio Nacional, los taxistas han pasado a amedrentar y hasta a golpear a turistas y a conductores de Uber.

Es más fácil repartir catorrazos para mantener su control sobre las zonas turísticas que enfrentar de forma competitiva a Uber. A menos de dos semanas del amparo dado por la justicia federal, los taxistas han demostrado que solo sobreviven con métodos mafiosos y extorsionando hasta las lágrimas a quienes osan enfrentarlos o no quieren hacer uso del servicio tradicional de taxis.

Como si se hubieran puesto de acuerdo con el sargazo (aunque este se presenta mayormente entre abril y agosto del año), se han impuesto como misión destruir el turismo en Cancún. El componente más importante de la economía de esta playa y el ingreso de ellos está en jaque por su criminal forma de tratar a los turistas. Cobros excesivos —incluso para los estándares extranjeros—, un pésimo servicio y, ahora, agrediendo a los usuarios de la mencionada plataforma digital. Sí, el sargazo que invade las playas de Cancún tiene una imitación humana que invade e inutiliza todo a su paso: los taxistas que matan la intención de los turistas de visitar, gastar su dinero y, con ello, mejorar la economía local.

Hasta hace unos días, la autoridad había brillado por su ausencia en este perverso juego de extorsión entre particulares. Ahora que las agresiones subieron de tono, al parecer el gobierno del estado de Quintana Roo está tomando cartas en el asunto y habló de posibles sanciones —incluyendo la cancelación de concesiones— de repetirse este tipo de enfrentamientos. Pero hasta no ver, no creer…

Veremos asimismo si la policía estatal y municipal sigue sin presentarse durante los incidentes, así sean llamadas por los usuarios que sufren agresiones.

Si alguien quiere ayudar a que Cancún continúe siendo el destino turístico por excelencia en México, deberá meter orden en la forma primaria de transporte entre los turistas que visitan la joya del Caribe mexicano. Y es que las historias de terror en la materia muy pronto se vuelven virales y reflejan a diversos grupos de extorsionadores que nadie quisiera enfrentar y menos aún en sus vacaciones.

De otra forma, aunque el presidente López Obrador asegure que el año pasado se rompieron todos los récords con 30 millones de visitantes a ese destino y que el plan contra el alga ha funcionado, lo cierto es que el significado del nombre de Cancún, “nido de serpientes”, volverá a recobrar actualidad, mientras que el próximo slogan de tan importante lugar será: “Cancún y la extorsión”.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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