COLUMNA INVITADA

La última y nos vamos

El plan B de la reforma electoral, que volverá a ser discutido en el Congreso de la Unión, fue motivo de un importante revés, al menos en la parte en la que se pretendía destruir al máximo árbitro electoral

OPINIÓN

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Gina Cruz Blackledge / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Es una tradición que hacia el último tramo del sexenio, comienza el declive del poder presidencial. López Obrador mismo ha iniciado el proceso de relevo desde el año 2021, al anunciar que él decidirá ser el destapador de su corcholata favorita.

El declive del poder presidencial se evidenció ante el reciente y fracasado intento de poner a una incondicional en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ya antes el Congreso de la Unión había desechado dos reformas constitucionales que eran parte de la agenda de la transformación: las reformas energética y electoral.

El plan B de la reforma electoral, que volverá a ser discutido en el Congreso de la Unión, fue motivo de un importante revés, al menos en la parte en la que se pretendía destruir al máximo árbitro electoral.

Escándalos como la publicación del libro El Rey del Cash, la postulación de una delincuente electoral como candidata al gobierno del Estado de México y las revelaciones de guacamaya leaks, han dinamitado el discurso de la lucha contra la corrupción y mermado el poder presidencial.

El presidente ha visto fracasar sus proyectos insignia: la Refinería de Dos Bocas no podrá refinar un solo barril como se había anunciado en diciembre del año pasado y tal vez no lo pueda hacer por el resto del sexenio; el Tren Maya, además de depredador de la naturaleza, no emprenderá tampoco su primer viaje; y el aeropuerto Felipe Ángeles, sigue sin tener la clase mundial que se presume, con un número de vuelos anuales que equivale a un mes de vuelos en la terminal 2 del Aeropuerto Benito Juárez.

El creciente número de pobres, la abierta impunidad de la clase dirigente, las mentiras sistemáticas que ya pocos creen y el declive de nuestra economía, son tan solo el presagio de lo que viene: un desastre financiero y humano de proporciones históricas, una cruda terrible para México. Ante estas evidencias, el presidente pone en juego sus travesuras consabidas, bajo la lógica de “la última y nos vamos”.

El decreto presidencial para imponer un arancel del 50 por ciento al maíz blanco, es fruto de la desesperación, con consecuencias para la oferta y la demanda internas, y con violaciones a nuestro acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá. Bajo el argumento de controlar el precio del vital grano, podríamos entrar en otra disputa comercial, como la que tenemos en puerta por culpa de una reforma energética depredadora del ambiente y contraria a los retos del cambio climático.

Desesperado es también el anuncio del decreto para cerrar las operaciones del aeropuerto al transporte de carga, con afectaciones a las cadenas de suministro y a los precios de los productos. Para el presidente y su séquito quedan todavía los intentos finales por consolidar un movimiento hegemónico y garantizar la continuidad de sus proyectos. Todavía pueden suceder muchas cosas en lo que resta del sexenio, pero ante la inminencia del declive y la agonía, el Poder Legislativo deberá presentar un frente unido para evitar más fraudes a nuestras leyes y para frenar los intentos reiterados por seguir destruyendo a nuestras instituciones.

POR GINA ANDREA CRUZ BLACKLEDGE.

SENADORA POR BAJA CALIFORNIA.

PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE RELACIONES EXTERIORES AMÉRICA DEL NORTE.

@GINACRUZBC

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