EL DEDO EN LA LLAGA

Alimentos y relaciones tóxicas

¿Se trata de pequeños agricultores ganándose el sustento? No. El mercado mundial del maíz transgénico lo domina un puñado de empresas

OPINIÓN

·
Adriana Delgado / El Dedo en la Llaga / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El problema es incongruencia o descuido. Antes de la cumbre de gobernantes norteamericanos, el Gobierno de México ofreció aplazar hasta 2025 la prohibición total de importar maíz transgénico y herbicidas a base de glifosato, lo que permitió librar, momentáneamente, un conflicto adicional en el marco del T-MEC, aunque el presidente López Obrador ha dicho claramente que no teme llegar a un panel de controversia, de ser necesario.

El tema no tuvo eco en las conversaciones entre presidentes, pero el secretario de agricultura estadounidense, Tom Vilsack, no quita “el dedo de la llaga”, así que visitó al mandatario mexicano, López Obrador, desde diciembre. No se trata de un funcionario sin intereses. Vilsack también había sido el responsable de agricultura durante el gobierno de Barack Obama, cuando se ganó el mote de ‘Sr. Monsanto’, justo por haber favorecido el uso del glifosato, que fabrica esa empresa, y liberado el uso de semillas transgénicas. Ahora, en la administración Biden, se asegura de que esa política que beneficia a grandes consorcios transnacionales se mantenga y se extienda.

Del lado mexicano, el dilema existe porque alguien en el gobierno no tuvo el cuidado de considerar todos los escenarios para asesorar al Presidente. El último día de 2020, el “Diario Oficial” publicó el decreto que dispuso el desuso gradual del maíz transgénico y el glifosato, hasta su prohibición en 2024, pero un año antes el gobierno había firmado el T-MEC en que había homologado sus normas en materia sanitaria con las de Estados Unidos y perdido el derecho a determinar sus propias prácticas agrícolas.

¿Por qué el tema ocasiona tantos debates? Revisemos contextos. En cuanto al glifosato, luego del decreto del gobierno mexicano, no pasaron ni cuatro meses cuando la empresa alemana Bayer AG, dueña de Monsanto, ya había obtenido un amparo provisional contra la medida.

Hay que decir que México no es el único país que ha avanzado en la prohibición parcial o total del herbicida, incluso Alemania, además de Australia, Austria, Colombia, Eslovenia, Francia, Inglaterra, Malasia, Malawi, Malta, Sri Lanka, Suiza y Vietnam también están en ese proceso.

Más aún, en Estados Unidos, Bayer fue condenada en 2019 a pagar 25 millones de dólares a la familia de un hombre fallecido por cáncer atribuido al glifosato. Luego de tres años de apelaciones, la Corte Suprema de ese país ratificó la

sentencia de forma definitiva. La propia Organización Mundial de la Salud tiene clasificado a ese agroquímico como cancerígeno.

Aquí, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología está en la carrera por encontrar alternativas, como bioinsumos, prácticas agroecológicas e incluso productos químicos no tóxicos.

En el caso del maíz transgénico, también hay que decir, no hay estudios científicos con evidencias de que sea dañino para el consumo humano, pero la aspiración mexicana es no incluirlo en la dieta de la población, sin embargo, su uso para la alimentación animal es parte importante de la cadena productiva de carnes y otros derivados. Nuestro país ya no lo cosecha, pero para los productores estadounidenses vendernos 17 millones de toneladas anuales representa un negocio de cuatro mil 700 millones de dólares.

¿Se trata de pequeños agricultores ganándose el sustento? No. El mercado mundial del maíz transgénico está dominado por un puñado de empresas multinacionales, como Corteva, Syngenta y BASF, entre otras, que están presionando al Congreso y al Departamento de Agricultura de Estados Unidos para que actúen contra la determinación mexicana.

¿En qué parará el asunto? La posibilidad de que sea en un panel de controversia del T-MEC, sigue abierta.

POR ADRIANA DELGADO 
COLABORADORA
ADRIANAD16@YAHOO.COM.MX / @ADRIDELGADORUIZ

MAAZ