COLUMNA INVITADA

Una pizca de conciencia

La cultura del olvido es hegemónica y ha sido promovida por décadas desde el poder político

OPINIÓN

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Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde 1989 con la caída del muro en Berlín, nació el mantra: “El capitalismo  ha vencido: las fuerzas del mercado funcionan”; y, sin embargo —“seguía atrayéndonos cierta especie difusa de socialismo” —lamenta Noam Chomsky.

Hemos olvidado la Historia y con ello toda posibilidad de superar los viejos errores, hay un eterno presente y el tiempo parece no transcurrir. 

La cultura del olvido es hegemónica y ha sido promovida por décadas desde el poder político, lo que conlleva una relativa incapacidad para construir la memoria colectiva. Acrecentar el olvido, ha sido una de las máximas preocupaciones de quienes han dominado las sociedades e impuesto silencios como mecanismos de manipulación colectiva, con un plan  sistemático y objetivos determinados, cuyas expresiones más siniestras sean, quizás, las leyes que imponen un punto final, un olvido vinculante, un indulto inmerecido. También las recetas del FMI, porque en este proyecto de vaciar la memoria colectiva, participan los dueños del emporio económico mundial manipulándola a su antojo, a veces con falsedades, y casi siempre con interpretaciones que adormecen otras voces. 

Esta desmemoria lo abarca todo. La capacidad de olvidar es absoluta, pero la culpa es nuestra, pues no aprendimos nada acerca de las grandes utopías, y esto nos priva de conocer otras corrientes de pensamiento, que, a su vez, nos lleven a entender más de las generaciones pasadas y concebir el modo de fundar una verdadera sociedad libre y organizada desde cero, con un concepto elevado del sentido de la libertad individual y colectiva. 

En la actualidad, el interés y el anhelo por respuestas filosóficas alternativas aumentan con la crisis en búsqueda de una teología negativa que permita hacer política sin resignarse a la traición inevitable del sistema, es decir, al negocio de los partidos políticos. 

Hoy ya no podemos extender más el olvido y debemos insistir en plantear problemas que el establishment se resiste a reconocer en toda su extensión: identidad sexual, cambio climático o la arraigada opresión de unos sobre otros. Tenemos que estar a la vanguardia de los movimientos en defensa de los derechos humanos, el medio ambiente y los animales. Condenar toda impunidad y expresión de poder que vulnere derechos elementales; y crear la utopía contraria, como dijo García Márquez: una nueva utopía donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir.

Esta pizca de conciencia es también la prueba de que puede nacer entre nosotros la curiosidad por saber y conocer otras corrientes de pensamiento; hacer que estas ideas se transmitan y se traten en el futuro como parte de un legado que hoy nos corresponde construir.

Tenemos todo por escribir, la oportunidad de combatir al eterno presente, apostando a reiniciar los relojes para un mejor futuro. 

POR DIEGO LATORRE
@DIEGOLGPN

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