Casi todos los acontecimientos públicos en los últimos años en nuestro país provocan polémica y existen opiniones y visiones encontradas y distintas.
En efecto, las críticas –un tanto frívolas— se han concentrado en anécdotas que se suscitaron en estos tres días: el aterrizaje de los aviones presidenciales en el AIFA; los baches en el recorrido de los Presidentes Biden y López Obrador que mencionó la prensa norteamericana; la participación en coro de las dos primeras damas de Estados Unidos y México; los trajes azul claro que vistieron los tres mandatarios; la subida en el elevador presidencial; el impedimento –por unos minutos— del acceso al hotel del Primer Ministro Trudeau; la larga respuesta del Presidente López Obrador en la conferencia de prensa, y muchos más.
Estas notas de color son ampliamente leídas y provocan sabrosos cometarios, no obstante, vale la pena tratar de analizar lo que formalmente se trató, ya que no podemos conocer las pláticas, uno a uno, de los mandatarios invitados y el Presidente López Obrador.
En términos generales, podemos concluir que, en un mundo tan controvertido y tan lleno de malos presagios –incluida la guerra de Rusia y Ucrania— el sólo hecho de que en esta región del mundo, los líderes se traten públicamente con afecto, es un éxito inocultable que, al menos, augura relaciones diplomáticas suaves y controversias, que se trataran bajos los marcos jurídicos del Derecho Comercial y del Derecho Internacional.
Por eso, porque la forma es fondo, se puede considerar como exitosa la reciente visita.
En términos de política real, quién impulsó la Agenda fue el Presidente Biden, al establecer una política migratoria, que nos compromete a recibir 30 milindocumentados mensuales de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití, sin aparentemente ninguna compensación económica o política.
En cuanto al combate a las drogas, particularmente al fentalino, también se impuso como una prioridad en la Agenda con la aquiescencia de los tres dirigentes.
Un punto relevante fue el considerar a Norteamérica como una Región Integrada, en donde las oportunidades de desarrollo económico, en el marco del capitalismo neoliberal, puede ser una palanca importante para el crecimiento de la economía nacional, como es el caso concreto de las inversiones sobre la nueva integración de la industria, que tiende a sustituir el petróleo por nuevas energías más limpias y donde el litio jugará un papel fundamental. La sustitución de importaciones frente a la guerra comercial entre China y Estados Unidos, abrirá un panorama de enormes posibilidades para México.
López Obrador pretendió que los Estados Unidos retomaran aquella política de la “Alianza para el Progreso”, que impulsó el Presidente Kennedy, la respuesta de Biden fue contundente al expresar su interés por todo el mundo y no sólo por América.
En resumen, fue una reunión benéfica para el desarrollo económico nacional, considerando a estebajo los paradigmas del Capitalismo, al que estamos vinculados inexorablemente por razones geopolíticas.
El invitado que no llegó a la fiesta fue la Controversia que existe respecto a la Reforma Eléctrica mexicana;por ahora se logró que no estuviera, al menos públicamente, como una presión sobre los intereses nacionales.
Todas estas reuniones diplomáticas tienen claroscuros y su interpretación solo se puede valorar en el mediano y largo plazo.
Esta vez, Estados Unidos y México estuvieroncondicionados por las próximas elecciones presidenciales de ambos países en el 2024.
Los ecos de la Cumbre nos dejan optimismo y cierta esperanza de mejoría, por supuesto, la gran ausencia fue el combate a la pobreza y a la desigualdad. Sin la distribución justa del ingreso, ninguna economía puede ser exitosa.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ