DE LEYENDA

Más allá del dolor

Los eventos de lesiones se han dado en mayor número y hay la percepción de que algunas han sido de mayor gravedad

OPINIÓN

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Gustavo Meouchi / De Leyenda / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El domingo pasado concluyó la semana 18 de la temporada de la NFL, y con ella, la temporada regular.

Fue una temporada regular complicada, por muchas razones, una de las principales es que nuestra atención se dividió durante semanas entre los emparrillados y la atención que le prestábamos al Mundial, desde las semanas previas y durante la realización del evento.

Esta semana 18 transcurrió con muchas emociones, pero sin sobresaltos y, sobre todo, con la buena noticia de los progresos en la recuperación de Damar Hamlin, jugador defensivo de los Bills de Buffalo, quien sufrió un paro cardiorrespiratorio en el campo de juego, el pasado lunes 2 de enero, durante el partido que concluiría la Semana 17.

Lo que pasó esa noche provocó toda clase de reacciones, entre las que estuvieron virulentos comentarios sobre el peligro que entraña el futbol americano para la salud de los jugadores involucrados. Es cierto que no era para menos, ver a una ambulancia entrar a un campo de juego y a un montón de médicos tratando por casi 10 minutos de reanimar a un jugador tendido en el campo, mientras todos sus compañeros estaban consternados es una escena tan dramática que rebasó a la afición de la NFL y conmovió hasta aquellos a los que este deporte no suele importarles gran cosa.

También es necesario tener en cuenta que, en esta temporada, más que en otras, los eventos de lesiones se han dado en mayor número y hay la percepción de que algunas han sido de mayor gravedad.

Apenas en la segunda semana de la temporada, Trey Lance, mariscal de campo de los 49s de San Francisco y Dane Jackson, córner también de los Bills de Buffalo, resultaron lesionados. Para Lance ese fue el fin de una temporada muy prometedora, Jackson afortunadamente salió del campo por su propio pie.

Ya desde ese momento hubo reacciones entre los aficionados: que sí los entrenadores diseñan jugadas arriesgadas, que si los jugadores saben del peligro que entraña el propio deporte y lo aceptan. Incluso hubo una declaración de un compañero de Lance, en la conferencia de prensa al terminar el encuentro: “Lamentamos mucho lo ocurrido con Trey Lance, pero este deporte es así. Por eso pagamos los seguros”.

Pero nada de eso nos preparó entonces para lo ocurrido con Tua Tagovailoa en las Semanas 3 y 4. Las contusiones en la cabeza sufridas por el mariscal de campo titular de los Dolphins de Miami en dos partidos consecutivos, con apenas tres días de distancia, cimbraron a toda la organización y obligaron a reforzar diversas medidas de protección.

Claro que las lesiones siguieron ocurriendo. Casi todos los jugadores profesionales en activo estuvieron al menos en algún momento en la lista de cuestionables o lesionados. Y todas las posiciones se ven afectadas. Por supuesto nos suena más lo ocurrido con jugadores emblemáticos, como los mencionados o, incluso, lo de Cooper Kupp, el ala abierta de los Rams de Los Ángeles, James Conner, corredor de los Cardinals  de Arizona, y un larguísimo etcétera; pero no hay jugador en la NFL que no esté sujeto a algún tipo de lesión, ya sea en el campo o en los entrenamientos.

¿Es esto culpa del futbol americano? ¿De la NFL? Hace tiempo escuché decir que se debía considerar que cuando choca una motocicleta, el conductor recibe el impacto que le tocaría a la carrocería si fuera un auto. Cuando hablamos de deportes, creo que solemos pensar que es el trabajo soñado. “Imagínate pasar todo el día jugando el juego que amas y que te paguen montones de dinero por ello”. Es un pensamiento que he llegado a tener y quizá ustedes también.

Pero, aunque todos podemos sufrir accidentes camino al trabajo o, incluso, en la oficina, la probabilidad de que esto ocurra y que el accidente ponga en riesgo nuestra carrera, nuestras aspiraciones personales o nuestra vida, es bajísima.

Hay voces que opinan que en el americano ocurren enfrentamientos más violentos, pero yo no dejo de pensar en lo ocurrido con los futbolistas Raúl Jiménez e Hirving  El Chuky Lozano, hace un par de años o con Jesús Manuel Tecatito Corona en agosto del 2022. Creo que en realidad cualquier actividad deportiva entraña un riesgo y los otros deportes no están exentos de lo mismo.
Honestamente no creo que se puede decir que el futbol americano es un deporte proporcionalmente más peligroso que otro y creo que, contra lo que se podía pensar, lo que ocurrió con Damar Hamlin ofrece argumentos a favor de esta postura.

Estamos en una situación de uno en un millón. Algunos expertos han explicado que, si el corazón de una persona, al momento en que concentra la sangre para bombearla al cuerpo, recibe un golpe en el pecho de una magnitud suficiente para anular esa otra fuerza, el impacto atrofia el corazón momentáneamente y el músculo cardiaco, congestionado además con la sangre que no alcanzó a desahogar, tiene graves problemas para reaccionar. Todo lo demás es un caos. Pero lo cierto es que el evento fue producto de un azar. Si por cualquier razón eso mismo le hubiera ocurrido al jugador fuera de ese estadio, las consecuencias seguramente hubieran sido catastróficas, pero la infraestructura de la NFL, que se ha creado alrededor del futbol americano, permitieron que el jugador recibiera la atención médica oportuna y necesaria para recuperarse.

Soy consciente de que muchas personas están y estarán en desacuerdo con este planteamiento, y en algún punto creo que no podremos ponernos de acuerdo. Creo que la razón principal es que, para muchos, este deporte ofrece una enorme cantidad de satisfacciones, hay proezas atléticas que ocurren en los partidos de americano que son casi milagrosas y existen pocos espectáculos como los que se viven semana a semana en la NFL.

Un famoso doctor recomendó a Tua Tagovailoa no volver a jugar: “tu cerebro vale más de 10 millones de dólares”, le dijo. Y claro que es verdad y por supuesto que el aliciente económico es muy importante, pero no creo que Tua esté de vuelta en los campos solo por el dinero. Está ahí, como sus compañeros, porque lo que sienten en el campo de juego es de alguna forma más grande que el miedo; les motiva, le da sentido a gran parte de sus vidas, los hace ser mejores. Vivir con dolor no es sencillo y ellos viven de esa manera, seguramente porque algo más allá los inspira y para mi eso merece un enorme respeto.

POR GUSTAVO MEOUCHI
COLABORADOR
@GUS23258924

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