LA VIDA SIENDO MUJERES

Nunca hay que perder la esperanza, la clave para enfrentar la vida

Porque la vida no es fácil, pero hay que saber reconocer la esperanza dentro del dolor, de las calamidades, de las perdidas

OPINIÓN

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Laura Elena Gerdingh / La vida siendo mujeres / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Cuando escuché las lindas palabras que Fati escribió con motivo de la presentación de mi libro, mis ojos se llenaron de lágrimas que mostraban cuan comovida me sentí por su cariño y generosidad. Sin más, los dejo con sus bellas palabras para esta columna.

Pensar que se puede transitar por la vida sin incertidumbre, problemas, pérdidas, dolor, angustia, miedo, etc, es una ilusión. Vivimos cotidianamente en una realidad donde lo impredecible es el pan nuestro de cada día.

Cuando experimentamos la amenaza de una pérdida que nos es significativa podemos entrar en estados de fuerte inestabilidad, de caos, experimentando emociones intensas y profundas. Como puede ser: el sentir que todo se acaba, que todo se pierde, la perdida del sentido, la inexistencia del por-venir .

La realidad se siente de golpe en cuanto nos enfrenta tal como es. Sentimientos y pensamientos se amotinan e invaden violentamente, paralizando nuestra claridad, confianza y esperanza.

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¿Cómo podemos aprender a enfrentar la vida?

Las posibilidades de reaccion varían en cada persona. El cómo nos enfrentamos a esta realidad confrontativa, depende de los recursos emocionales, físicos y hasta filosóficos que desarrollamos mientras transcurre nuestra vida. ¿Acaso no se trata de eso la vida?  Proveerse en gerundio significa y expresa duración de la acción verbal: prepararse, reunir, facilitar lo necesario para una fin.

“Mi cuerpo atestiguaba mi deterioro, mi mirada, mi desesperanza. El extraño recuerdo de esos días es como una densa neblina muy confusa.

De las pocas cosas que recuerdo, es el tiempo que pasaba con mis hijas, nos apapachábamos tiradas en la cama. Ahí yo, agotada me quedaba dormida, no porque mi alma estuviera en paz y en condiciones de descansar tranquilamente, sino porque mi cuerpo, abatido y extenuado, caía irremediablemente en un interminable dormir del que era difícil despertar.

“…Ondas crecientes de dolor, opresión, angustia, miedo y calor ardiente en mi pecho, que me despertaban. A pesar que tenía absolutamente todo el cuerpo adolorido, en realidad mi problema era el dolor emocional. Ese me tenía total y absolutamente abatida a punto de simplemente enloquecer de angustia y miedo “

“La desesperanza me había sumergido en el más profundo sufrimiento... En la desesperanza se nos va la vida. Primero, la psíquica y a veces después la física".

A través de su libro, Laura invita al lector a pensar, a pensarse. Le anima a desarrollar una habilidad de vital importancia en la vida y que frecuentemente olvidamos: el pensar e identificar lo que siente, cómo lo siente, cómo se está viviendo y el cómo el cuerpo junto con el mundo afectivo y de relaciones están atravesados por “ello”.

Laura muestra su habilidad para conducir al lector. Su narrativa es cercana, como si se estuviera tomando un café con él, en una conversación profunda, cálida, sencilla, con muy buen sentido del humor. Hace un vínculo con él. Le platica de los pasajes de la intimidad de su vida, de sus pensamientos permeados de sentimientos tan humanos. Los cuales describe con una claridad, honestidad y sencillez.

Hace que el lector viva e imagine cada pasaje de su historia. Su estilo al escribir es gratísimo, interesante, ameno, lleno detalles, lleno de vida. Vaya que Laura escribe y describe muy bien. Describe las experiencias más dolorosas, desesperanzadoras y angustiantes con gran profundidad y claridad hasta el punto de vivirlo como confesión.

En otros momentos deja ver chispas de su sentido del humor: ágil fresco y divertido que la caracteriza hasta en los peores momentos. A través de este relato convoca al lector a no perder la esperanza, porque con esperanza podremos salir adelante. 

La historia cuenta que los dioses dieron a Pandora una caja que contenía todos los males, calamidades, enfermedades, violencia, guerras pero en el fondo pusieron a Elpis, el espíritu de la esperanzaCon esperanza podremos soportar los males que la vida nos enfrente. Como versa el tango:

“La vida es una milonga que hay que saber bailar.”
 


Por: Laura Elena Gerdingh

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@LGERDING