Hablan las acciones, los datos y los otros datos. La simpatía popular y una extraña oposición que tiene inteligencia, educación, experiencia, prestigios personales… pero carece de simpatía popular.
Hemos visto en otras décadas este fenómeno, personas inteligentes, preparadas, afortunadas en todas las oportunidades previas de la vida, pero no pueden conquistar a una audiencia, asamblea estudiantil, dirigencia sindical, organismo reivindicador, causa nacional con respaldo generalizado.
“Inteligentes para qué”, preguntaba y respondía Carlos Hank González ante la oferta de reclutar políticamente a un nuevo cuadro. Y en otro extremo del mundo, desde el siglo XV florentino, los primeros analistas de la vida política afirmaban que la verdadera capacidad de liderazgo está en la probabilidad de reproducción del grupo de aquellos representantes del segmento de la población en cuyo nombre se habla. ¿Era Maquiavelo inteligente? ¿Para qué?
Un informe de 46 minutos revela un sencillo afán complementario a la narrativa de diversas realidades diarias, que acreditan un cambio de régimen con profunda antipatía entre un tercio de los electores… y el respaldo de los otros dos.
El de López Obrador es el mejor último tercio, en términos de aprobación popular medible y demostrable. Supera a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Sus adversarios se hallan en su peor condición de los últimos tres sexenios. Les es imposible responder a su propia pregunta “¿por qué si estamos tan mal y a él le va tan bien?”.
Entre todos los datos destacan dos: se inició la conformación programática y puntual de la sucesión presidencial en el tercer y último tercio y, según todas las encuestas, el respaldo al partido en el gobierno es del doble de su partido competidor más cercano y hace prácticamente inevitable el triunfo en 2024… por ahora. Qué antipatía de los no incluidos. Qué entusiasmo de los convocados.
De ahí que la asociación del Cuarto Informe de López Obrador con su “a estas alturas del sexenio” asociado con la opinión previctoriosa a favor de Morena, especialmente con la candidata que las encuestas publicadas esta semana sostienen que puntea, Claudia Sheinbaum, coloca en el centro de la valoración, para los integrantes de Morena y sus adversarios, lo que sucederá con la CDMX.
Y ahí adelanta el nuevo líder de Morena, Sebastián Ramírez, con jiribilla: la capital nacional no es posición compensatoria, no es para los que pierdan la aspiración presidencial.
En la lógica de las interpretaciones, las corcholatas están invitadas a repensar su estrategia. Una lenta cargada se puntualizará cada día.
La mayoría de las mediciones presentadas en esta semana provocan a quienes afirman que la popularidad no es reflejo de satisfacción.
Menos aún entonces será que la ausencia de popularidad refleje satisfacción o probabilidad de victoria en 2024.
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México
@guerrerochipres
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