LA ENCERRONA

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Las políticas de Giorgia Meloni se basan en el euroescepticismo, la antiinmigración, la reducción de derechos y libertades a miembros de la comunidad LGBTQ, también está en contra del aborto y a favor del adelgazamiento del estado

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

"Dios, patria y familia", lema de campaña de Giorgia Meloni.

Es conocida la historia del nacimiento de “la izquierda y la derecha” política, pero más allá de la Asamblea Constituyente de 1789 en Francia, donde los más conservadores -pro monarquía- se sentaron a la derecha y los parlamentarios liberales -pro república-, se colocaron a la izquierda del presidente de dicha asamblea, en nuestros días ambas corrientes de pensamiento siguen vigentes y su relevancia es crucial para la cotidianidad de las sociedades. Debo decir que cada nación y cada gobernante toma las características propias a su territorio, no podríamos comparar la izquierda en Francia, con la que se vive en Estados Unidos o, de igual manera, las derechas en Reino Unido y Bulgaria.

Ante la realidad actual, vemos más frecuente en los comicios electorales alrededor del mundo que el “centrismo” ideológico cada día más se encuentra en desuso y que, de facto, los partidos y personajes políticos están tendiendo hacia los extremos del cartesiano. Sin embargo, lo más interesante del tema es que la sociedad misma, es decir, las y los electores también se han radicalizado o, en su defecto, se ha perdido el interés en -la política-. Pareciera que existe un consenso generalizado respecto a que todos los partidos políticos y sus candidatos “son iguales”, lo que nos llevaría en mediano plazo a profundizar la crisis de representación democrática a nivel mundial.

En este mismo sentido, las y los ciudadanos Suecos salieron a votar el 11 de septiembre por la extrema derecha dejando atrás décadas del Estado de Bienestar Nórdico. Podríamos aludir a la guerra de Rusia contra Ucrania como la causa fundamental, pues ante un mal mayor, las sociedades prefieren seguridad que mejor calidad de vida. Sumado a esto, lo sucedido en Italia el domingo pasado nos tiene que llevar a una reflexión profunda. Giorgia Meloni, líder de los Hermanos de Italia, la colocan como la primera ministra, abanderando al gobierno de ultraderecha más radical desde tiempos de Mussolini, según la prensa italiana. 

Aunado al triunfo de Meloni, la nota fue las ínfimas cifras en la participación, una caída de más del 60 %, casi nueve puntos porcentuales menos que en los comicios de 2018 y tendencialmente el nivel más bajo desde 1979. La romana de 45 años, fincó su campaña bajo el lema “Dios, patria y familia” y, alineado a esto, sus políticas se basan en el euroescepticismo, la antiinmigración, la reducción de derechos y libertades a miembros de la comunidad LGBTQ, también está en contra del aborto y a favor del adelgazamiento del estado. Es decir, un ejemplo modelo de la derecha ultraconservadora. 

Es importante mencionar que estos brotes radicales en política sí es un problema, pues las tragedias más grandes de la humanidad han sido concebidas desde gobiernos -y sociedades- con pensamientos extremistas, donde el individuo (el yo) vale más que el colectivo (la sociedad). En México, España, Argentina, Italia, Suecia, Finlandia, Francia y el sistema internacional en general debemos rescatar el centro político, no debemos seguir llevando la política a los extremos más radicales si queremos conservar la democracia que, parafraseando a Winston Churchill, “es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre… con excepción de todos los demás”.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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