La semana pasada, el gobernador de Texas, Greg Abbott, firmó una orden ejecutiva designando como “organizaciones terroristas” a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Los acusa como responsables por la crisis nacional que ha generado en Estados Unidos el consumo de fentanilo. Se refirió a esta droga como un “asesino clandestino”.
Dice que ha llegado el momento de enfrentar a los cárteles como grupos terroristas. Afirma que más estadounidenses han muerto por consumo de fentanilo que por tales ataques, en todo el planeta, en los últimos 100 años.
Le envió una carta al presidente, Joe Biden, para exigirle que también clasifique de esta manera a dichos grupos a nivel nacional. Es la segunda vez que pide la clasificación federal (abril 2021). El ex presidente, Donald Trump, también amenazó con hacerlo cuando declaró que algunos grupos del crimen organizado podían ser considerados como terroristas por su rol en el tráfico de drogas, armas y personas.
El Departamento de Estado considera y clasifica a un grupo terrorista cuando sea una organización extranjera que lleve a cabo cualquier actividad que sea ilegal según las leyes del lugar/país en donde se comete, o que si ocurre en Estados Unidos, sería ilegal según las leyes federales o estatales.
Un grupo terrorista es aquel que lleva a cabo secuestro o sabotaje de cualquier medio de transporte, incluyendo una aeronave, buque o vehículo. El apoderamiento o la detención y la amenaza de matar, herir o seguir deteniendo a otro individuo con el fin de obligar a una tercera persona, incluida una organización gubernamental, a hacer o abstenerse de hacer cualquier acto como condición explícita o implícita para la liberación del individuo apresado o detenido.
Un ataque violento contra una persona protegida internacionalmente o contra su libertad. El homicidio. El uso de cualquier agente biológico, químico, arma o dispositivo nuclear, o explosivo peligroso con la intención de poner en peligro, directa o indirectamente, la seguridad de una o más personas, o de causar daños sustanciales a la propiedad. Una amenaza, tentativa o conspiración para hacer cualquiera de los anteriores.
La actividad terrorista debe amenazar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses o la seguridad nacional de Estados Unidos.
Estimado lector, somos testigos de que todas estas actividades se llevan a cabo en nuestro país todos los días, ¿le suena a la realidad nacional?
Una de las implicaciones más graves para México es que Estados Unidos podría generar su propio fundamento jurídico para llevar a cabo operativos de manera unilateral, es decir, una incursión militar en nuestro territorio.
Que nos quede claro, eventualmente, no habrá abrazos para este gobierno por parte de nuestro vecino del norte.
POR JORGINA GAXIOLA
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