MALOS MODOS

Chomsky en el Zócalo

Es un gran momento para ser chairo. Un día, Silvio en el Zócalo; otro, el presidente defiende a Assange

OPINIÓN

·
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Es un gran momento para ser chairo. Un día, Silvio en el Zócalo; otro, el presidente defiende a Assange; otro, Amaury Pérez en la mañanera. Bueno, pues ahora se anuncia que en la Feria del Libro del Zócalo va a estar Noam Chomsky, y es que uno lo ve venir: se me van a poner que les da un tramafat, de la emoción.

Chomsky es un personaje digno de estudio, uno de esos que da con cierta frecuencia la izquierda, porque no importa lo delirante de sus planteamientos, no importa lo infame que sea la causa que defienda, no importa lo cliché que sea su proceso argumentativo, va a conservar ese aura de pensador heterodoxo, humanista y libertario, que presume al menos desde los 60, cuando extendió su influencia de los terrenos de la lingüística a los del, digamos, pensamiento político. 

De heterodoxo, nada. Se conoce al dedillo el truco del intelectual de izquierdas de toda la vida: vístete con ropitas de anarquista y defiende la ortodoxia más repelente. 

Es así como se burló de quienes hablaron del genocidio de los jemeres rojos; como piropeó al maoísmo, con sus decenas de millones muertes y sus campos de reeducación, por sus, dijo, logros inapelables; publicó una carta de amor por Hugo Chávez, y defendió y defiende a la Cuba castrista, donde ha aceptado medallas y reconocimientos sin percatarse, al parecer, de que por ahí se viola uno que otro derecho humano.

Tampoco es un heterodoxo en el sentido de que sabe que siempre funciona el comodín de “los gringos son peores”. 

Lo dice una y otra vez, al referirse a su país como a la fuente más importante de atentados terroristas. Lo dice cuando habla de Cuba, claro, como lo dijo con los atentados de Al-Qaeda, en 2001: terrible, sí, pero muchas más muertes hemos causado nosotros.

Desde luego, es por el contrario un ortodoxo en el sentido de que es un producto típico de la academia gringa, con su bolchevismo hipócrita y su carácter censor: ahí se inventaron las cancelaciones y otras delicias del bienpensar contemporáneo. 

Y es un ortodoxo en el sentido de que apela continuamente al complotismo: hay una élite internacional organizada que se niega a perder sus derechos, que controla a los gobiernos occidentales, y que desata una guerra cada que siente que va a perder lana.

Sí: Chomsky es basicote, ortodoxo y amante de los tiranos progres y las ingenierías sociales. Por eso, va a llenar el Zócalo y, a sus casi 94 años, va a atender con una sonrisa a sus muchos, muchos fans.

Y, la verdad, bien está. He dicho antes que la Feria del Zócalo, con sus foros abiertos y la cercanía del chilango de a pie con los escritores, me parece una muy buena aportación a la vida cultural de la Ciudad de México. 

Entre sus defectos, y vaya que los tiene, están los invitados habituales: los santos patrones de la tontería emboscada. Ok: ahora viene su mesías.

POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09

MAAZ