COLUMNA INVITADA

Vecinos

En 1938 México nacionaliza la industria petrolera y expropia a numerosas empresas estadounidenses. Washington responde decretando un embargo comercial contra nuestro país por tres años

OPINIÓN

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José Ignacio Zaragoza Ambrosi / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México

Estados Unidos reconoció la independencia de México y nuestro país comenzó una de las relaciones binacionales más agridulces de su historia. Todo comenzó en diciembre de 1822, cuando oficialmente inician relaciones diplomáticas que se enfriaron rápidamente con la guerra en 1846.

Solemos pensar que esa guerra fue entre de dos fuerzas perfectamente diferenciadas que peleaban por la soberanía territorial. Un frente de mexicanos luchando por defenderlo todo ante los invasores que nos aventajaban 40 años de unidad nacional. Pero como lo señala Leonardo Curzio, “México vivía cuatro guerras diferentes: 1) la expansión estadunidense, 2) la querella ideológica que impedía al país presentar un frente unitario ante el invasor. En plena guerra, algunas fracciones federalistas consideraban benéfico el ingreso de las tropas invasoras, por así convenir a sus proyectos finales. 3) muchos gobiernos estatales se negaron a colaborar con los esfuerzos nacionales y algunos de ellos se declararon neutrales, como si la guerra no fuese contra ellos. 4) la guerra social. Mientras la elite criolla soñaba con dar coherencia territorial y política al patriotismo criollo, la inmensa mayoría de la población, de estirpe indígena, no tenía vínculo alguno con esa entelequia llamada México”. Todos sabemos cómo acabó ese desastre, perdiendo el 55% del territorio nacional

“¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”??, dicen que dijo alguna vez el Presidente Porfirio Díaz, pero en realidad el autor de la frase fue un intelectual y diputado fronterizo, José Nemesio García Naranjo, que ocupó su cargo en el Congreso de la Unión de nuestro país, por el Distrito 4 de Nuevo León, del 16 de septiembre de 1910 al 10 de octubre de 1913, en pleno movimiento revolucionario. 

Justamente fue Porfirio Díaz el que estableció una relación bilateral más positiva, atrayendo a la inversión privada norteamericana para el desarrollo del país. Luego llegó la Revolución, en la que el General Francisco Villa incursiona militarmente en territorio norteamericano y en la que los Estados Unidos desempeñó un papel importante con acciones directas de su gobierno para apoyar o repudiar a las distintas facciones revolucionarias.

En 1938 México nacionaliza la industria petrolera y expropia a numerosas empresas estadounidenses. Washington responde decretando un embargo comercial contra nuestro país por tres años. 

Después, la época de los gobiernos priístas en la que se fortalece la relación con nuestro vecino del norte, pertenecimos al mismo bando durante las Guerras Mundiales, comenzaron los programas de trabajadores inmigrantes y comenzamos a repoblar de mexicanos los territorios que alguna vez fueron nuestros. En Estados Unidos viven más de 35 millones de personas de origen mexicano.

Todo llega a su mejor momento con la firma y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte en 1994 y que desde entonces se ha convertido en la llave del crecimiento económico de México. 

Hace unos años llegó Donald Trump que quiso congelar la relación amenazando con la construcción del muro y obligándonos a renegociar el TLCAN por el ahora, T-MEC. El tiempo sigue y nuestras relaciones comerciales se fortalecen cada vez más. De hecho, el intercambio comercial entre ambos, la suma de las exportaciones y las importaciones, cerró el primer semestre de 2022 en máximos históricos.

La relación bilateral con Estados Unidos es una de las más fructíferas, complejas e integrales del mundo. Compartimos una frontera de más de 3 mil 200 kilómetros por donde cruzan más de un millón de personas al día.

¿Y todo esto a qué sale a cuento? Pues resulta que México y Estados Unidos celebrarán el próximo mes de diciembre 200 años de relaciones bilaterales, informaron los gobiernos de ambos países en una declaración conjunta en el marco de los trabajos de la Segunda Reunión Anual del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN), celebrada en la Ciudad de México.

“Nuestros lazos familiares, culturales y de negocios de larga data, nos impulsan a explorar nuevas formas de facilitar el comercio y los viajes legítimos a lo largo de nuestra frontera compartida a través de la modernización de nuestra infraestructura, de asociaciones con el sector privado y programas de facilitación comercial”, dijeron los dos gobiernos. Mientras exponían su compromiso con la modernización de la infraestructura fronteriza a lo largo de la frontera, aprovechando la Ley de Infraestructura Bipartidista y el compromiso de México por mil 500 millones de dólares para fortalecer la infraestructura, unir a las comunidades fronterizas y hacer que el flujo bidireccional de comercio y personas sea más seguro y eficiente.

Y siguiendo la agenda que ha impulsado nuestro presidente, a fin de promover el desarrollo sostenible en el sur de México y Centroamérica, México y Estados Unidos cooperan para promover el entorno empresarial y la calidad de vida de la región, a través de la creación de empleos y oportunidades en El Salvador, Honduras, Guatemala y el sur de México.

Todo indica que llegaremos a esta celebración del bicentenario con cifras record en nuestro intercambio comercial, el INEGI indicó que durante el periodo enero-mayo de 2022 las exportaciones totales sumaron un valor por 229 mil 537.6 mdd, un 18.5% más que en el mismo periodo de 2021, y cerramos el primer semestre creciendo, lo que indica que México se encuentra en camino de superar los 500 mil millones de dólares en el valor de las exportaciones para este año. Habrá que celebrar.

POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA AMBROSI
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR
@IGNAQUIZ

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