COLUMNA INVITADA

El capitalismo de vigilancia

Sucede que la humanidad está siendo reprogramada y controlada por sus propios medios, tanto los de información como de entretenimiento

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

¿Puede la era digital ser nuestro hogar? Es la pregunta que da origen a un libro cuyo valor conceptual y argumentativo es más que provocador y necesario ante cualquier consulta que se quiera hacer con relación a la era del capitalismo salvaje del siglo XXI y sus implicaciones en las sociedades contemporáneas.

El estudio de la doctora Shoshana Zuboff, profesora emérita de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y autora del libro: “La era del capitalismo de la vigilancia”, busca aportar una serie de datos y opiniones acerca de lo que las empresas de Silicon Valley, están llevando a cabo, para incrementar sus ganancias, comercializando la experiencia humana en las redes sociales, en esencia, en todas las que tengan que ver con el complejo de negocios conocido como Meta.

El libro describe lo que, en muchas ocasiones, algunos especialistas, ya habían comentado, pero quizás, sin muchos elementos para su estudio: la humanidad está siendo reprogramada y controlada por sus propios medios de información y entretenimiento. Para las grandes empresas de esta época, el medio perfecto para difundir sus productos y aumentar sus ganancias, ha sido el internet, pero desde la aparición de Facebook, las redes sociales se han convertido en la bisagra entre el público objetivo y sus intereses. La forma de llevar a cabo el incremento de la demanda de servicios e insumos, es cada vez más sutil, aunque constante y permanente. Para ello, nos dice la autora, las redes sociales utilizan los hábitos de consumo, las creencias ideológicas, políticas, sociales, económicas, deportivas y hasta culturales, con el propósito de reestructurar lo que las personas quieren ver de manera casi imperceptible, creyendo que son ellos, los que eligen que ver, cuando en realidad, es todo lo contrario.

Este es el nuevo y creciente capitalismo de la vigilancia, que plantea enormes contradicciones a la “democracia de mercado”, en la que hasta hace algunas décadas, la humanidad estaba instalada. ¿Qué supondrá este cambio fundamental para la especie humana, para sus descendientes, para sus imperfectas democracias, para “la posibilidad misma de que exista un futuro humano en un mundo digital”? Pues por principio de cuentas valdría la pena precisar con detenimiento las diferencias entre el capitalismo industrial y la nueva variante que plantea la autora.

En el capitalismo industrial, los propietarios de los medios de producción son los emprendedores que, a través de una inversión, compran las materias primas y la estructura necesaria para la producción de bienes y servicios, y contratan mano de obra con este fin. El objetivo último, es colocar estos productos en el mercado, donde los clientes coinciden con los trabajadores. En cambio, el medio sobre el que reposa todo el sistema del capitalismo de vigilancia, es la infraestructura digital. Las redes de internet, las tecnologías informáticas y las propias vidas humanas son los medios de producción imprescindibles para proveer datos personales, la auténtica materia prima del sistema, es la experiencia que aporta el individuo hacia la red, su huella digital.

Para desarrollar esas antítesis, la autora se apoya en el concepto de “tiranía”, utilizado por Hannah Arendt; la tiranía como perversión del igualitarismo, porque trata a todos los demás como seres igualmente insignificantes. El tirano refiere, “manda según su voluntad e interés propio (…) como uno contra todos, y los todos a los que oprime son todos iguales, es decir, carecen de poder”.

Es así como la tiranía del capitalismo de la vigilancia, no requiere de golpes de Estado clásicos, ni de mecanismos opresivos, ni coercitivos para su supervivencia y preeminencia. La nueva forma de dominación, es una especie de golpe plácido, aparentemente indoloro y parasitario, pero que llega al fondo de lo que pretende, la dependencia masiva de las obsesiones que inyecta a millones de usuarios en todo el mundo, a través del uso permanente de las redes sociales y sus estímulos, desarma todo esfuerzo individual por resistirse a los múltiples llamados hacia el consumismo en masa.

La era del capitalismo de la vigilancia es un texto multifacético. Es de economía conductista, pero también de psicología, de tecnología, aunque esencialmente puede percibirse como pensamiento político. Es una lectura obligada para entender los cambios en la manera de percibir la realidad de las nuevas generaciones, que se ven traducidas en un aumento de enfermedades, como la depresión o la baja tolerancia hacia la frustración, así como, de la dependencia al consumo a gran escala que experimenta la humanidad y la forma en cómo dichos parámetros crean marcos mentales en el imaginario colectivo, que están modificando de manera sustancial, la manera en cómo, se llevan a cabo, las relaciones humanas. El futuro está determinado por las redes sociales y sus implicaciones en el mundo espacial.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL CONSEJO DIRECTIVO DEL INAP
@DRLMMA56

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