México va por el rumbo equivocado. El autoritarismo, el militarismo y la demagogia desvían al país de las corrientes del progreso, y lo acercan más a los vórtices del retroceso y la degradación.
El autoritarismo se manifiesta con las presiones y extorsión que, desde el Ejecutivo, se lanzan hacia los poderes autónomos, la iniciativa privada y el ciudadano común.
Sus mecanismos: la persecución penal, fiscal y presupuestaria, la denostación pública, las prebendas consulares y de embajadas, el uso político de concesiones y licitaciones, el chantaje con los programas sociales en las votaciones, y la reciente inserción del Ejército en la lógica política.
En medio están las oportunidades del momentum global que México está desperdiciando. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ocupamos el lugar 37 de 43, entre las naciones menos competitivas, dado el desarrollo económico mediocre y la fragilidad del Estado de Derecho.
A esto se adiciona el atípico impacto inflacionario, una recesión en puerta, la corrupción rampante, un paquete económico que parece de otro país, una violencia incontrolable y la continua división social.
Se insiste en que la corrupción está al centro de todos los males, pero se omite decir que no hay países más o menos corruptos, sino instituciones y políticas públicas útiles para frenarla. Y son éstas últimas las que más ha debilitado el actual gobierno.
¿Qué podemos hacer?
Según el artículo 35 de nuestra Constitución, es derecho de los ciudadanos “Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país”.
¡No nos queda de otra!
Es urgente asumirnos como ciudadanos para hacer un contrapeso frente a los excesos del poder.
Sea a través de organizaciones civiles ya existentes o pensar en otras nuevas, en los partidos políticos de oposición, o en nuestro entorno inmediato de manera personal, cívica y responsable.
Es hora de dejar de ser rehenes y encausar nuestra acción hacia el México del cómo sí.
¿Por qué no, como sociedad “aspiracionista” que somos, le propinamos otra lección a Morena como la de 2021 en la Ciudad de México, cuando perdió más de la mitad de los cargos?
Es verdad que las fuerzas del retroceso son tan poderosas que generan frustración y apatía ciudadana.
Pero más vale librar una lucha hoy que mañana lamentarnos por vivir en un país corrupto, violento y atrasado.
Ciudadanos de México, tenemos un solo camino: participar libre y responsablemente por un mejor país.
Si hace más de 200 años gritamos por la independencia, hoy gritemos por nuestro derecho a la libertad, la democracia, la prosperidad y la igualdad.
Este es el camino al que la historia nos invoca, y el cual estaré planteando en próximas entregas.
CUMULONIMBOS. “Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra, elegiste el deshonor y ahora tendréis guerra”, Winston Churchill a Neville Chamberlain.
POR BOSCO DE LA VEGA
COLABORADOR
@BOSCODELAV
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