Resguardar nuestro patrimonio cultural es una prioridad para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Con voluntad y estrategia, en esta Administración se ha logrado repatriar más de nuevo mil piezas arqueológicas del extranjero con ayuda de nuestras representaciones en el exterior, la cooperación internacional, y por medio de la campaña “Mi patrimonio no se vende”, que ha sumado a distintas instituciones con un mismo objetivo.
Este gran logro también ha sido posible gracias al liderazgo de Beatriz Gutiérrez Müller, quien le ha dado espíritu y consistencia únicos a esta lucha, siempre respaldada por las acciones de todas las dependencias y personas que nos unimos a esta misión de recuperar cada pieza que ha salido del país de manera ilegal.
La Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) se ha unido desde un inicio a esta estrategia colaborando de diversas maneras, tanto con el rastreo de piezas arqueológicas en casas de subastas en el extranjero, como con otras instituciones para que especialistas identifiquen si se trata de piezas verdaderas o de objetos apócrifos. También nos hemos sumado como un solo equipo para tareas como conseguir una repatriación, o bien para cambiar la percepción en el exterior sobre nuestro patrimonio cultural, a partir de lo cual hemos conseguido que algunos particulares lo devuelvan, como ocurrió con una familia en Barcelona que regresó dos mil bienes arqueológicos a México.
En esta línea, con la participación de las dependencias involucradas en la defensa de nuestro patrimonio, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, los pasados 29 y 30 de agosto, celebramos el “Foro de Restitución y Conservación del Patrimonio”, espacio en el que analizamos y compartimos experiencias en la materia. De ahí surgieron importantes propuestas para encarar el tráfico ilícito de bienes culturales de nuestro país, a partir de la reflexión de los especialistas que nos acompañaron.
Entre las ideas expresadas en el foro, destaca la de ubicar la problemática en perspectiva: no se trata de un pleito entre países, en realidad es un problema entre particulares que trafican con lo que no les pertenece y un Gobierno que defiende el patrimonio de su pueblo, como mencionó el Mtro. Salvador Tinajero, consultor jurídico adjunto de la SRE.
Otra propuesta fue la de compartir nuestros conocimientos por medio de espacios formativos para el país y América Latina, así como de un videocurso para formar a las nuevas generaciones de miembros del servicio exterior, en la vigilancia y cuidado del patrimonio cultural. En esta misma dirección, también se puede aprender de las prácticas que se llevan a cabo en otras naciones, como es el caso de los Guardianes del Patrimonio de Guatemala, que cuenta con más de 1,000 ciudadanos que se han involucrado en la protección, preservación y divulgación del patrimonio cultural y que fueron capacitados para evitar el tráfico ilícito de sus bienes arqueológicos.
Por su parte, nuestro embajador en Italia, Carlos García de Alba, compartió en el foro que el pasado 1 de julio, por primera vez en la historia de la relación bilateral México-Italia, un ciudadano mexicano devolvió voluntariamente a ese país un acervo de 1,271 documentos del escultor italiano Ettore Ferrari, que obraba en su poder desde hacía muchos años. Esta acción conlleva el poderoso mensaje de que en México también estamos listos para restituir todo aquello que no sea de nuestra propiedad.
Asimismo, el teniente coronel Lanfranco Disibio, efectivo del Comando de Carabineros para la Protección del Patrimonio Cultural de Italia, en su intervención confirmó la capacitación para los integrantes del batallón de la Guardia Nacional dedicado a la tutela del patrimonio cultural, que trabaja en los lugares donde ocurre mayor saqueo, como son las zonas de los pueblos originarios y afrodescendientes de México.
Si bien se están emprendiendo acciones con buenos resultados, hay mucho por hacer respecto al rescate de nuestro patrimonio cultural. En este sentido, es imprescindible trabajar con las nuevas generaciones. Enseñar a los niños en sus comunidades a apreciar lo valioso que es un objeto arqueológico, sea una pirámide de gran tamaño, una vasija o un pequeño objeto, ya que se trata de piezas únicas que reflejan un momento concreto de la historia, son eslabones de una cadena de desarrollo cultural y, por tanto, son irremplazables y necesarias para la reconstrucción de nuestro pasado. Son parte de nuestra riqueza como pueblo y como nación.
POR LAURA ELENA CARRILLO CUBILLAS
DIRECTORA EJECUTIVA DE LA AMEXCID
@LAURAELENACC
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