COLUMNA INVITADA

Una evaluación para mejorar los aprendizajes

Las evaluaciones tendrían que estar alineadas con el currículo nacional y producir información útil para estudiantes y padres para propiciar mejoras

OPINIÓN

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Oscar D. del Río Serrano / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Las evaluaciones del aprendizaje constituyen un mecanismo para disponer de un diagnóstico sobre lo que los alumnos saben y no. Mucho se ha cuestionado sobre la pertinencia de las evaluaciones estandarizadas que, si bien proveen información comparable a lo largo del tiempo y entre alumnos y escuelas, entre entidades y, a veces, entre países, carecen de flexibilidad para adaptarse al contexto de las diferentes comunidades escolares.

Las críticas de especialistas hacia las evaluaciones estandarizadas nacionales, como PLANEA (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes), o internacionales, como PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos de la OCDE) señalan, en primer lugar, que su diseño favorece a las poblaciones urbanas o de niveles socioeconómicos altos; que los datos que arrojan no son útiles para la labor de los maestros, y que fomentan que se enseñe únicamente para pasar el examen. En cuanto a la utilización de los resultados, el hecho de que estos deriven en una clasificación por puntuación o ranking, provoca otros efectos no deseados; por ejemplo, pueden verse como un ejercicio de rendición de cuentas injusto y tener repercusiones en forma de castigo para los maestros o para las escuelas y suscitan estereotipos o abonan al sentimiento de fracaso entre los estudiantes, docentes, y padres de familia. No obstante, las evaluaciones del aprendizaje podrían tener elementos que favorecieran una mayor adaptabilidad a los distintos tipos de contextos, así como estar enfocadas en apoyar la mejora continua del logro académico de los alumnos, dando información a los docentes para alcanzar dicho objetivo y generar mecanismos de devolución formativa a partir de sus resultados. Además, tendrían que estar alineadas con el currículo nacional y producir información útil y pertinente para estudiantes y padres de familia para propiciar acciones de mejora coadyuvantes con las que realiza el personal docente.

Existe evidencia internacional que sustenta esto. En países como Finlandia y Singapur, que continúan participando en PISA y son de los que obtienen mejores resultados, se han observado diferentes políticas e iniciativas que han intentado introducir evaluaciones formativas que, en lugar de privilegiar comparaciones o datos meramente numéricos, sirvan para valorar y retroalimentar el estado de los conocimientos y las habilidades del alumnado para que los maestros puedan ajustar sus intervenciones didácticas a las características y necesidades de sus localidades y aulas.

En México, con la reforma educativa de 2019, desapareció el Sistema Nacional de Evaluación Educativa que era parte medular de la reforma de 2013, y surgió, en su lugar, el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, a cargo de una nueva institución, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, conocida mejor como Mejoredu, que se ha propuesto cambiar la forma en la que se realizan las evaluaciones en nuestro país. Las evaluaciones diagnósticas que ya se comenzaron a aplicar tienen como objetivo ofrecer información a los docentes, quienes día a día se encuentran en las aulas para que tengan un mapa de los aprendizajes de sus alumnos y puedan apoyarlos conforme a su experiencia, utilizando los materiales de análisis y orientación que Mejoredu ha elaborado. Es posible cambiar la cultura de la evaluación para que ésta cumpla con funciones diagnósticas y formativas útiles a las comunidades escolares. Reconocer los aprendizajes que se dominan y de los que se carece es un paso fundamental para fomentar la educación de excelencia que se merecen todos.

POR OSCAR D. DEL RÍO SERRANO
COMISIONADO DE LA JUNTA DIRECTIVA DE MEJOREDU

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