El pasado viernes se realizó el desfile cívico-militar por el 212 aniversario del inicio de la independencia del país. El evento fue encabezado por el Presidente y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, Andrés Manuel López Obrador, y contó con su gabinete legal y ampliado. En la ceremonia, el mandatario agradeció la lealtad de la Secretaría de Defensa y de la Marina en apoyo a las tareas de seguridad.
El evento se realiza cada año, pero es conveniente revisar algo de su historia. El primer desfile militar se realizó en 1896, con el traslado de la campana de Dolores a la Ciudad de México para ser colocada en Palacio Nacional. No siempre se ha realizado el día 16 de septiembre; en 1921, el presidente Álvaro Obregón cambió la fecha al 27 de septiembre, para que coincidiera con el centenario de la consumación de la Independencia, pero, en 1935 el presidente Lázaro Cárdenas regresó a la fecha del 16, que ha perdurado hasta nuestros días.
Cada año los desfiles tienen algo de especial. En éste, fue la participación de la Guardia Nacional como nueva rama de la Secretaría de la Defensa Nacional. Participaron más de 18 mil elementos de las Fuerzas Armadas y se mostró al pueblo de México los recursos para el cumplimiento de sus misiones.
Todos los días vemos el desempeño del Ejército, de la Marina y de la Guardia Nacional con el apoyo a los estados en seguridad, el Plan DN-III-E, con el cuidado de instalaciones estratégicas, combate al huachicol, erradicación de plantíos de enervantes, con apoyo a la seguridad interior y defensa exterior del país.
La Guardia Nacional tiene avances, aunque no ha logrado consolidarse de manera completa, por lo que requiere de más tiempo para lograrlo. Este es el fundamento de la iniciativa sobre la ampliación del despliegue que se propone y que, tras ser aprobada en la Cámara de Diputados, se discutirá esta semana en el Senado. Esperemos que se realice en el recinto un debate de calidad, ya que ha dominado la discusión simplista que señala que con la ampliación se pretende militarizar al país o establecer un tipo de régimen dictatorial.
Se espera una discusión difícil en el Senado, porque no todos están de acuerdo con la ampliación del plazo, aunque a favor del Presidente está el hecho de contar con un gran operador, como lo es el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien es capaz de conciliar y acordar con todas las fuerzas políticas para sacar el proyecto adelante. No en vano es que se ha colocado como uno de los personajes con mayor crecimiento de cara a la sucesión presidencial. Y es que, a diferencia de otros aspirantes que están más preocupados por sus estrategias de comunicación, el secretario avanza resolviendo los principales temas para la gobernabilidad del país, como la seguridad del pueblo de México.
POR ARTURO ÁVILA ANAYA
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