COLUMNA INVITADA

Mesoamérica sin Hambre: programa prioritario de México y la FAO para impulsar el desarrollo en nuestra región

Debemos aportar lo mejor de nuestras capacidades para atender los retos que tenemos como países

OPINIÓN

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Gloria Sandoval Salas / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En diciembre de 2018, el Gobierno de México, a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid), fijó entre sus principales prioridades fortalecer el programa Mesoamérica sin Hambre, impulsado de manera conjunta con la Oficina de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El programa se enfoca en alcanzar objetivos clave para el desarrollo social y humano, generando un efecto positivo mediante acciones de cooperación internacional que atienden la seguridad alimentaria y nutricional, y el cuidado del medio ambiente, además de promover mecanismos de política pública e institucional por medio de la colaboración que cada vez es más estrecha con nuestros vecinos inmediatos del sur.

Durante 2022, la Amexcid ha realizado visitas conjuntas de seguimiento para corroborar los logros de este programa financiado por México, destacando su creciente apropiación social y el escalamiento en los países mesoamericanos participantes. A un ritmo diferenciado, debido a diversos factores, Belice, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana han logrado fortalecer 45 procesos normativos, institucionales y de políticas públicas en favor de la seguridad alimentaria y nutricional, así como de la agricultura familiar y comunitaria, todo bajo el objetivo de mejorar la vida de las personas.

En ese sentido, se concretó un Frente Parlamentario Contra el Hambre, y, en el marco del Parlamento Latinoamericano y Caribeño, se han aprobado leyes modelo sobre agricultura familiar; pesca artesanal o en pequeña escala, y la más reciente ley sobre Sistemas Comunitarios de Agua y Saneamiento (2021), esta última con el apoyo del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), y que fue traducida al inglés, francés y portugués, a fin de compartir dicha experiencia de éxito.

La agricultura familiar juega una posición central al apoyar organizaciones municipales y comunitarias de manera incluyente por medio de mecanismos de participación que generan un sentido de apropiación, trabajando en el desarrollo de semillas propias y bioinsumos (para fertilizar y combatir plagas), e impulsando una progresiva vinculación con los sistemas de alimentación escolar en zonas urbanas y rurales, mejorando sus capacidades de producción e incentivando una mejor nutrición.

Otra fortaleza del programa es la creciente transferencia de conocimiento, experiencias y buenas prácticas por parte de instituciones mexicanas como la Comisión Nacional del Agua, el propio IMTA y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, a través del Colegio de Posgraduados en Ciencias Agropecuarias, con sus homólogas mesoamericanas para atender temas relacionados con los efectos de la sequía, teniendo como resultado la instrumentación de metodologías y tecnologías innovadoras, como los Sistemas de Captación y Aprovechamiento de Agua de Lluvia (SCALL) para consumo humano, irrigación agrícola, así como para fines acuícolas y pecuarios, siempre desde la óptica de mejorar el medio ambiente.

Durante las más recientes visitas conjuntas de Amexcid y FAO, se dio a conocer el compromiso del gobierno de El Salvador para replicar, con recursos propios, 15 SCALL para agua potable en escuelas rurales; también fue posible presenciar, en Colombia, la firma de un compromiso asumido por el gobierno de ese país para financiar la edificación de tres SCALL, igualmente para agua potable en comunidades amazónicas colombianas, lo que nos habla de la efectividad de este tipo de proyectos que, al mismo tiempo, crean una conciencia de cuidado del medio ambiente gracias a la visión de sostenibilidad y sustentabilidad que aportan.

La revisión de resultados en distintas comunidades y países tiene un mismo hilo conductor: la efectividad de los proyectos acompañados por especialistas de la FAO estrecha el trabajo entre gobiernos locales, instituciones educativas, ministerios de agricultura y de medio ambiente, liderazgos de hombres y mujeres comprometidos con sus localidades, colectivos, etcétera, concluyendo que los mecanismos de cooperación internacional funcionan como elementos de cohesión social.

Con estas acciones, la visión regional que imprime el Gobierno de México a su política exterior, con apego irrestricto al respeto de la soberanía de nuestros países hermanos, reporta resultados positivos porque se enfoca en objetivos que atienden situaciones estructurales: reducir la brecha de desigualdad, promover la seguridad alimentaria y nutricional, así como crear oportunidades de desarrollo para la gente es sus localidades. A la vez se comparten experiencias y se sienta un precedente importante al demostrar que todos debemos aportar lo mejor de nuestras capacidades para atender los retos que tenemos como países, pero, fundamentalmente, como una región que tiene en sus manos la posibilidad de construir un mejor futuro.

POR GLORIA SANDOVAL SALAS
DIRECTORA GENERAL DE EJECUCIÓN DE PROYECTOS EN EL EXTERIOR DE LA AMEXCID

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