Durante los años sesenta, se populariza el término “empoderamiento” como una consecuencia de los movimientos sociales por los derechos civiles. Paulo Freire, economista, filósofo y pedagogo brasileño, enfoca el término en la educación o conocimiento crítico, afirmando que la educación no cambia al mundo, sino que cambia a las personas que van a transformar el mundo. En este sentido, el empoderamiento se entiende como un proceso de las personas que integra lo económico, intelectual, social y psico-emocional, para acceder a recursos materiales y simbólicos que fortalecen sus capacidades en todos los ámbitos. Una persona empoderada además de conocer sus derechos los ejerce en su autonomía, asumiendo compromisos, tomando decisiones y siendo autosuficiente; una persona digna y en libertad de desarrollar sus habilidades en pro de cambios sustanciales en su entorno de influencia.
Ahora bien, si consideramos que las mujeres son el 52% de la población total, hay una enorme probabilidad de que, al empoderarlas en todos estos principios y valores mencionados e incorporarlas a la economía, su aportación redundará en un significativo desarrollo nacional. Tenemos el reto de integrarnos, en el menor tiempo posible, a la curva de la economía digital. La pregunta es ¿cómo podemos lograrlo? Existen diversos instrumentos de inclusión que generan condiciones favorables para impulsar el empoderamiento económico de las mujeres. El término empoderamiento generalmente se percibe como un proceso de evolución y desarrollo. Bajo esa lupa, incorporar a más mujeres a la economía, genera valor en todos los ámbitos y particularmente incrementa el Producto Interno Bruto. Ya sea desde la economía del cuidado, valorada en 6.4 billones de pesos correspondientes al 27.6 % del PIB Nacional; o del mercado laboral. Para agosto del 2022, la población de mujeres económicamente activa en México representaba 45% (ENOE 2022).
Vivir en una sociedad digitalizada prioriza instruirlas en habilidades digitales para ser altamente competitivas en los mercados globales. Acercarlas a programas de mentoría y redes de apoyo como asociaciones u organismos empresariales, fortalecerá sus capacidades directivas y facilitará su acceso a financiamiento para hacer crecer su potencial y visión de futuro. Promover la cultura empresarial desde la educación básica, para influirlas en ocupar puestos de poder, decisión y liderazgo, generar condiciones de seguridad y bienestar, formalizar sus emprendimientos y su desarrollo profesional, así como generar políticas públicas y privadas, fomentando la igualdad de género desde los más altos cargos. Estos son algunos instrumentos básicos y principios fundamentales para lograr el máximo potencial de autonomía de las mujeres que abonará a construir economías más fuertes y lograr sociedades más estables, en paz y justas. Existen organizaciones como la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa, que impulsan y representar el empoderamiento económico de la mujer y que próximamente celebrará la Cumbre Empresarial AMMJE 2022 “Metaversa. Universo ilimitado” cuyo tema central es la economía digital. El término “metaversa” se feminizó para visibilizar la importancia de las mujeres en las economías del futuro y se llevará a cabo del 8 al 10 de noviembre en Sonora, siendo sedes Ciudad Obregón y Hermosillo. Es una gran oportunidad para escuchar a los expertos en la materia y estar preparadas para hacer negocios disruptivos. https://www.metaversaammje.com
Colaboración realizada por Norma Morel, Directora General de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE). Si quieres conocer más al respecto, contacta al equipo de Revolución 5.0 al correo contact@disruptivelabs.mx o a nuestras redes @DisruptiveLabs, ¡con gusto te leemos!
POR DISRUPTIVE LABS
CONTACT@DISRUPTIVELABS.MX
@DISRUPTIVELABS_
CAR