CUARTO DE GUERRA

Relaciones entre civiles y militares

La teoría de las políticas públicas nos indica que los recursos son limitados y se asignan con base en las prioridades del Congreso y el gobierno

OPINIÓN

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Gerardo Rodríguez / Cuarto de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace 76 años, los militares entregaron el poder a los civiles, y desde entonces no ha existido ninguna amenaza de golpe de Estado. Esta entrega fue posible a través de lo que Raúl Benítez denomina el pacto cívico-militar. Es decir, se aceptó la entrega pacífica del poder Ejecutivo a cambio de una transferencia de recursos que le permitieron profesionalizarse y garantizar una red de prestaciones sociales magnífica.

Este pacto no escrito también implicó que los militares administren su vida institucional sin prácticamente ninguna participación de civiles en su organización. Esta realidad provoca una imagen de oscuridad sobre la organización de las Fuerzas Armadas entre algunos sectores de la sociedad civil y genera discursos politizados sobre las instituciones militares.

Sin embargo, cuando los líderes políticos y sociales conocen mejor el trabajo profesional de los militares, la percepción cambió 360 grados. Me refiero por supuesto a los gobernadores que ruegan la presencia de elementos militares en labores de seguridad y desastres naturales. También los empresarios exigen a gritos la participación de militares para mantener la seguridad de muchas redes de suministro, carreteras y ciudades cooptadas por la delincuencia.

Probablemente el civil que mejor descubre a las Fuerzas Armadas es el Presidente en turno, y que conoce tres grandes valores que lo distinguen: lealtad, honor y profesionalismo. Por eso, no me sorprende que López Obrador dé viraje discursivo de 180 grados de fuerte crítica a las Fuerzas Armadas a uno de agradecimiento y soporte. No seamos ingenuos para no vivir en la decepción, el Presidente tiene claro que la Guardia Nacional impactará fuertemente en la organización de la estructura militar. El Ejército tienen cinco grandes misiones (en orden: defensa exterior, seguridad interior, auxiliar a la población por necesidades públicas, obras sociales para el progreso y atención de desastres) y no están claudicando a ninguna. El fondo es la distribución del porcentaje de esas capacidades en presupuesto, estado de fuerza y atención política.

Es evidente que el orden de las misiones se invirtió y tenemos como grandes prioridades la seguridad interior y la participación en obras sociales para el desarrollo. El cambio de orden no ha implicado dejar de atender las misiones, aunque las condiciones no son las mismas en términos de presupuesto, adiestramiento y equipamiento para las labores tradicionales de defensa exterior.

El debate entre organizaciones civiles y militares es más urgente que nunca para que se conozcan mejor y se despejen dudas y mitos en ambos lados. En resumen, se necesita aumentar el conocimiento sobre nuestras Fuerzas Armadas y reducir esta brecha entre civiles y militares para que la confianza aumente.

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POR GERARDO RODRÍGUEZ
GERARDO_RSL@YAHOO.COM
@GERODRIGUEZSL

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