Hoy primero de septiembre, después de un largo verano, la mayoría de la gente vuelve a retomar su vida cotidiana. Sin embargo, a la escena regresan personajes diferentes.
Es un tema que la sociología empieza a observar. Y es que a la mayoría nos pasa, venimos de un verano largo e intenso y depende de dónde lo hayas vivido y de qué manera, son los propósitos que te replanteaste, porque al final de una u otra manera, sabemos que el verano, relaja.
Es por eso que no me suena ilógico que después del verano la gente tenga nuevas ideas.
Es muy probable que se conciban muchos más proyectos de cambio de vida personal que cuando empieza un año nuevo en el calendario. Por ejemplo, no creo que sea casualidad que la Segunda Guerra Mundial empezó y terminó en septiembre y según el calendario de las Doce Noches Santas, el año nuevo corresponde al signo zodiacal de virgo que llega con septiembre.
No lo podemos negar, de cierta manera septiembre es un mes de choque.
Como seres humanos lo más sensato que podemos hacer es buscar la felicidad y esto se consigue justo en el momento de las vacaciones pues la mente y el cuerpo entran en un proceso de relajación, en donde, de cierta manera, sentimos que esa felicidad la hemos alcanzado porque cuando nos olvidamos por un momento de las obligaciones, abrimos la consciencia del gozo y disfrutamos todo mucho más, como en realidad lo deberíamos de hacer siempre.
Y justo ahí (en el momento cuando estamos tan relajados y disfrutando) es que entra septiembre a nuestro calendario.
Nos sentamos a comer después de un largo verano y el plato fuerte es una realidad cruda y pura. Y mientras vamos asimilando (masticando) la realidad que nos rodea, la consciencia entra en escena y nos hace visualizar las cosas tal y como son. Es ahí, en ese preciso momento, en donde pensar en el futuro es lo único que pasa por nuestra mente y lo usamos como gancho para tomar decisiones, para proyectar sueños, para planearlos, para crecer, para seguir o terminar, para despertar. Para vivir.
Abrir la consciencia significa cuestionar, meditar y analizar lo que nos está haciendo ruido mental, para decidir si lo que hemos hecho nos sigue funcionando o es momento de cambiarlo. Es evaluar nuestros pensamientos para después formular el plan de los pequeños o grandes cambios que queremos ver en nuestra vida.
Faltan 122 días para que empiece un año nuevo en el calendario gregoriano, pero ¿realmente te quieres esperar todo ese tiempo para comenzar ese cambio que tanto traes en la cabeza y que, por falta de valentía, no te has atrevido a hacer?
Recordemos que la valentía es el primero paso de confianza para que los llamados de nuestro corazón se lleven a cabo. Este primero de septiembre puede ser el día para dar el salto cuántico.
¡Feliz año nuevo!
TESI TAFICH ROMO
tesi@frontdesk.mx
IG: @tesitafich
MAAZ