La sucesión entre generaciones es un tema central en el crecimiento y la permanencia de las empresas familiares. Si bien los administradores actuales buscan tener la seguridad de que la empresa quedará en buenas manos, esto solo se logra cuando las nuevas generaciones reciben una educación y experiencia relevantes.
Sin embargo, la responsabilidad de alcanzar ambos elementos recae, en buena medida, en las generaciones que hoy mantienen el control de las empresas. Son ellas las que deben plantearse qué significa, en la práctica y en su realidad, estar bien preparado para una sucesión exitosa.
Preparando a los líderes del futuro
En México, el deseo de contribuir al negocio familiar existe en las nuevas generaciones. Por ejemplo, la encuesta Family Enterprise Global Survey on Generational Perspectives del Tecnológico de Monterrey reveló que 76% de los encuestados menores de 40 años se observa como parte del negocio y desea continuar con la tradición empresarial. A diferencia de países como España o Chile, cuyo porcentaje en este rubro no supera el 60 por ciento.
Para aprovechar su deseo de involucramiento, un plan específico de incorporación debe comenzar desde que las nuevas generaciones comienzan la adolescencia. Esto les dará el conocimiento, sentido de pertenencia y empoderamiento que necesitan para tener un mejor proceso de integración en la empresa familiar y así estar mejor preparadas, sin desventajas, para cuando llegue el momento de la transición.
Asimismo, se debe alentar la innovación. Al permitir la llegada de ideas disruptivas, innovadoras y diferenciadas del negocio principal, por parte de las nuevas generaciones, no solo se abren las puertas para mejorar el modelo de negocio, también es una manera de darles oportunidades para que demuestren su liderazgo y encuentren un estilo propio.
Cabe mencionar que, ocupar un lugar en la estructura de gobierno corporativo, ya sea en el consejo de administración o en algún comité de apoyo, amerita un proceso adicional, bien estructurado. Una vez que las nuevas generaciones asimilen la mayor información posible sobre la operación del negocio, su paso hacia los órganos de gobierno corporativo deberá contar con los mecanismos de difusión adecuados hacia la siguiente generación, así como indicadores para poder evaluar el desempeño, conocimiento y aportación de los miembros de la siguiente generación. Esto ayudará a dar mayor transparencia y certidumbre a la familia.
Es común encontrar que, debido a las labores específicas de administrar la empresa familiar, las generaciones que actualmente están al frente no cuenten con el tiempo, la información o el conocimiento suficiente de asuntos relevantes para el negocio, como son los riesgos en la ciberseguridad, criterios ESG, geopolítica o, incluso, el metaverso. Sin embargo como se muestra en los resultados de la encuesta NextGen 2022 de PwC se reveló que casi tres cuartas partes de los futuros líderes manifestaron que esperan tener un mayor poder de decisión en la inversión que realizará el negocio para reducir su impacto ambiental, mientras que menos de la tercera parte de la generación actual considera que la sustentabilidad sea una prioridad.
Fortalecer la G en la visión ESG
ESG es un concepto que está en la agenda de todos, pero las nuevas generaciones tienen la oportunidad de profundizar en las transformaciones requeridas. Si bien existe en ellas un interés genuino por los desafíos ambientales y de igualdad e inclusión, esto significa una oportunidad para su preparación, donde se aborden conceptos integrales de beneficio ambiental, social y de gobernanza, tanto dentro del negocio como fuera de él.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el ámbito en el que aún existe un desconocimiento es la “G” de ESG, ya que los temas de gobierno corporativo no han sido atendido en la misma medida que los aspectos ambientales y sociales. Como resultado de esto, las oportunidades para desarrollar modelos de gobierno corporativo son una tarea pendiente para las siguientes generaciones. Por lo tanto, es importante que los planes de incorporación brinden la preparación necesaria en temas como transparencia, reporteo, supervisión y vigilancia.
Adicionalmente, las nuevas generaciones deben de tener un entendimiento y un entrenamiento específico para hacer una adecuada administración del patrimonio, ya que ellos serán responsables de velar por la continuidad de un negocio que ha sido exitoso a lo largo de otras generaciones. Para adquirir estas competencias y habilidades, cada empresa familiar debe crear un plan interno de capacitación a la medida de sus necesidades.
En conclusión, la integración de las siguientes generaciones en los negocios familiares es una actividad que debe ser atendida de manera estructurada, clara, transparente y bien comunicada para atraer el talento y motivar la innovación que permita elevar el valor del patrimonio familiar y contribuir con un proceso de sucesión exitoso.
POR JUAN CARLOS SIMÓN
SOCIO LÍDER DE SERVICIOS A EMPRESAS FAMILIARES EN PWC MÉXICO
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