CLARABOYA

Un conflicto calculado

Esta semana la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta semana la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, aterrizó en Taipéi, Taiwán, dentro de un contexto diplomático, político y militar por demás complejo. Días antes de su llegada a la isla, cuando aún no se confirmaba la visita de la funcionaria, el propio presidente chino, Xi Jinping advirtió a su homólogo estadounidense, Joe Biden, que desconocer el principio de “una sola China” que se ha venido utilizando las últimas décadas representaría una acción “temeraria y provocadora” de posibles “consecuencias desastrosas”.

En ese sentido, la visita de Pelosi deja una serie de conclusiones interesantes en el marco de un conflicto territorial añejo, aunado a la guerra comercial y arancelaria que estos dos países sostienen dentro de un mercado internacional contraído y políticamente en la balanza entre preceptos más radicalizados de “democracia” y “autocracia” a nivel mundial.

Abrazando esta misma retórica “democratizadora” es que Pelosi decidió embarcarse en su aventura por Asia, independientemente del recelo del presidente Biden mantuvo por su decisión de visitar Taiwán, además destacó la autonomía que el secretario de Estado, Antony Blinken, atribuyó como líder de la Cámara de Representantes. Sin embargo, como sabemos, estos buenos deseos son sólo una carta dentro de un juego mucho más profundo.

En lo geopolítico, debemos considerar la ubicación en el mapa de este archipiélago en donde Taiwán, la isla principal, se encuentra a sólo 120 km de China continental y por ende en la zona de influencia de socios estratégicos como Corea del Sur, Japón y en menor medida Filipinas. Por ello, si China decidiera intervenir militarmente en la isla aumentaría su poder e influencia en el Mar de China Meridional.

En lo económico, y aspecto focal de esta visita y potencial conflicto, tiene que ver con lo comercial. La economía taiwanesa es de vital importancia en el rubro tecnológico, pues se trata del mayor productor de chips y semiconductores del mundo. De acuerdo con el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la isla en cuestión produjo 786 mil millones de dólares en bienes y servicios el año pasado y hoy es el octavo socio comercial de Estados Unidos, para Taiwán representa su segundo socio mundial después de China.

Respecto a las posibles represalias y consecuencias militares, la tensión es real pero no irreversible. Tras la visita de menos de 24 horas de la líder demócrata, China cerró espacios aéreos y marítimos para desplegar maniobras militares en diversos puntos en el Mar de China Meridional, los cuales incluyeron el lanzamiento de misiles balísticos, una sobrerreacción, de acuerdo con autoridades estadounidenses.

No obstante, la sincronización de los eventos indica cierta mesura ya que los ejercicios del Ejército Popular de Liberación se dieron después de la salida de Pelosi de Taiwán, a pesar de las amenazas realizadas días antes. De igual forma, el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense aplazó una prueba de misiles balísticos intercontinentales que estaba prevista para estos días. Es claro que se están priorizando rutas previas a un conflicto que muchos, irresponsablemente, ya elevan al nivel de amenaza nuclear.

Al final del día, a pesar de los despliegues de retórica nacionalista, la estrategia en oriente se fundamenta en la paciencia y tiempo, en espera de que su economía eventualmente sea la más importante del mundo y eventualmente su fuerza militar, plazo que se estima inevitable y próximo para Washington. 

POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM 

@AZULETCHEVERRY

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