COLUMNA INVITADA

Salones de baile

Justo donde hoy se encuentra Los Ángeles, existió una bodega de carbón, de camiones y una maderería, propiedad de Güilebaldo Nieto y su hermano Miguel, quienes decidieron cerrar ese establecimiento y crear un lugar para bailar

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

 

El Salón de baile Los Ángeles, está de plácemes, de manteles largos, pues cumple 85 años de abrir sus puertas para huarachar, danzar, mover el bote y soltar la polilla. Su acta de nacimiento señala que nació el 29 de julio de 1937 en la calle Lerdo 206 en la colonia Guerrero.

Justo donde hoy se encuentra, existió una bodega de carbón, de camiones y una maderería, propiedad de Güilebaldo Nieto y su hermano Miguel, quienes decidieron cerrar ese establecimiento y crear un lugar para bailar.

El acucioso investigador de burdeles, salones de bailes, teatros, cantinas y demás lugares semejantes don Armando Jiménez, nos ilustra en su libro “Sitios de rompe y rasga en la Ciudad de México”, Océano 1998, en referencia a Los Ángeles que la Orquesta de Luis Arcaraz amenizó el bailongo, el boleto costaba 50 centavos a los caballeros, las damas pasaban gratis.

Su actual dueño, Miguel Nieto Applebaum, señaló al diario La Jornada que por su duela han meneado el bote al ritmo de La Sonora Santanera, Los Gatos Negros, Pérez Prados, Ernesto Che Guevara, los escritores Gabriel García Márquez y José Saramago; el muralista Diego Rivera, la rumbera Ninón Sevilla, el actor Adalberto Martínez,  Resortes  Resortín de la Resortera.

Hay que agregar que en el mencionado salón de baile, se filmaron algunas de las escenas de la película Tívoli bajo la dirección de Alberto Issac, donde participaron Alfonso Arau, Carmen Salinas y Lyn May, entre otros actores.

Otro legendario salón de baile y en el que aún hay chancleteos es el California Dancing Club, fundado por César González, ubicado en Tlalpan 1189, justo en donde estuvo el cine Bretaña, de acuerdo con Armando Jiménez, abrió sus puertas el 11 de abril de 1954 a las 5 de la tarde, la cuota fue de tres pesos caballeros y 50 centavos damas

Entre los establecimientos de baile ya desaparecidos podemos citar el Salón México, ubicado la calle Pensador Mexicano 16 (antes Recabado), donde vivió sus glorias durante 64 años y al compás de los danzones Nereidas, Juárez o mambos de Pérez Prado se mezclaban parejas de todas las clases sociales, por eso también era conocido como el Marro.

Cabe mencionar al Salón Dancing, Smyrna, el Colonia, Riviera, Floresta, Maxims, por solo citar estos; hoy en algunos jardines, plazas es el sitio de encuentro de diversas clases sociales y edades que al grito de ¡hey familia, Danzón Dedicado a…!, se arrancan a rendirle culto a San Goloteo.

La música de esos ayeres que se escuchaba en los salones de baile o teatros como El Apolo, Hidalgo, Lírico, Colonial, Iris, Margo, donde Yolanda Montes Tongolele y María Victoria, bailaban con movimientos cadenciosos y que a la intérprete de “Qué bonito siento”, provocaba en los respetables le gritaran ¡María, ya nomas te cantas otra y nos vamos: te espero afuera!

Sin embargo, para La Liga de la Decencia, no era bien visto  pues escandalizaba a las “buenas conciencias”, el maestro Iván Restrepo escribe en el libro “Vivir la Noche”, “Un obispo decretó excomunión para quien bailara mambo o viera películas donde saliera Yolanda Montes Tongolele, María Victoria o Pérez Prado”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR

MAAZ