Si eres un funcionario cuatroteísta o uno de los comentócratas del régimen que todavía tienen cierto pudor e intentan aparentar un poquito de talante crítico y vocación de diálogo —vaya: si no eres Villamil o uno de los moneros—, leer las columnas de Macario Schettino tiene que resultar desquiciante, por una razón: esa ecuanimidad documentada.
En medio del torrente de mentiras y descalificaciones que son las mañaneras y los medios oficialistas, entre tantas lecturas ideologizadas y tantos prejuicios, Macario tiene la habilidad de agarrar los datos de la solapa, interpretarlos sin barroquismos y así, claramente, sin exaltarse pero sin caer ni nunca en la tentación de la autoncensura, desmenuzar los logros de esta administración, logros que se reducen a uno: la capacidad de distraernos de los resultados infames en todos los ámbitos con eso: mentiras, insultos, provocaciones. A vender humo, pues.
Esa habilidad, esa capacidad de ir al punto, sin pelos en la lengua pero sin insultar, es la que ha hecho de su columna una escala obligada cuando se trata de pensar críticamente la 4T.
El largo preámbulo viene a cuento porque esas virtudes son las que hacen tan recomendable México
en el precipicio (Ariel), el nuevo libro de Macario.
Un libro que es lo que promete el subtítulo, “El fracaso económico de la 4T”, y bastante más que eso.
¿Te parece que Dos Bocas acabará por refinar dos escupitinas de petróleo, dentro de mucho tiempo, con pérdidas espantosas? ¿Sostienes que el AIFA es un aeropuerto inviable, resultado de la improvisación y la decisión infame de clausurar Texcoco para demostrar que aquí yo mando y nada más? ¿Sospechas que Jóvenes Proyectando el Futuro es un programa no solo fallido y corrupto, sino incluso contraproducente? ¿Te preocupa que el Maya será un tren vacío que rodará sobre una selva destruida? ¿Tienes noticias de que Sembrando Vida ha dejado muchos más desvíos de dineros y desastres ecológicos que árboles sembrados?
Macario te da la razón, y lo hace con datos en la mano, clarito, sintéticamente. Con eso, y con otras tres características envidiables que le conocemos bien.
La primera, que conoce al Presidente, al que retrata como un yonqui del poder sin capacidad de gobierno ni talento político profundo.
La segunda, un sólido conocimiento de la historia de México, lo que le ayuda a poner en contexto el cuatroteísmo, un movimiento literalmente reaccionario: va en reversa.
La tercera, un entendimiento cabal de los movimientos del mundo, lo que ayuda a poner al obradorismo, otra vez, en contexto: cada vez más cerca de lo peor del siglo XXI, y cada vez más lejos de lo mejor.
Tenemos, pues, un libro que sintetiza magníficamente, sí, un fracaso, pero un fracaso que no solo es económico. Un fracaso integral, pues.
Les va a encantar en Palacio Nacional.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
PAL