COLUMNA INVITADA

Contra el crimen organizado: Criminología, derecho y voluntad política

En México se ha abusado del derecho penal y se ha olvidado a la criminología como herramienta eficaz para atender el problema

OPINIÓN

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Manelich Castilla / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

Comprender el fenómeno del crimen organizado implica observarlo desde distintas atalayas. Así lo entendió uno de los más importantes personajes de la lucha antimafia y defensor de derechos humanos de la actualidad, Giuseppe “Pino” Arlacchi, quien reconoce que el problema debe analizarse más desde la perspectiva criminológica que del derecho.

¿Qué significa lo anterior? Que la criminología, en tanto ciencia empírica, causal y explicativa de las conductas antisociales, debe anteponerse para comprender a este tipo tan elaborado de delincuencia para posteriormente construir políticas que aminoren sus efectos.

En México se ha abusado del derecho penal y olvidado a la criminología como herramienta eficaz para atender el problema. “Atender las causas de fondo de la criminalidad” como eje de la estrategia de seguridad, es una línea discursiva dotada de buenas intenciones. Urge sumar a la ecuación una radiografía del crimen organizado.

Que deben atenderse las causas de la criminalidad es obvio. Para ello existen secretarías de Estado con misiones tan loables como dotar de salud, educación y empleo a los gobernados. Si el “modelo neoliberal” es la causa de nuestros males presentes en materia de inseguridad, como ha señalado en distintas ocasiones el presidente de la República, habría que recordar que el crimen organizado nació mucho antes que dicho modelo y que su influencia se ha dejado sentir no solamente en países afines a un nuevo liberalismo, sino también en los de corte opuesto.

He abordado en distintas ocasiones el caso italiano como referente en el combate al crimen organizado. Con tasas menores a un homicidio violento por cada 100 mil habitantes al año, deberíamos volver la hoja y entender qué pasa en el país considerado la cuna de las más conocidas manifestaciones criminales (Cosa Nostra, Camorra y ‘Ndrangheta) que parece haber impuesto los intereses del Estado sobre los de la mafia de manera incuestionable, a grado que la mayoría de sus líderes criminales detenidos, lo fueron en países muy lejos de su zona de influencia.

Italia realizó una disección de las organizaciones más nocivas, particularmente la mafia siciliana, desde la Dirección de Investigación Antimafia (DIA) creada en el año de 1991 en el contexto del endurecimiento de las medidas del Estado contra el crimen. Uno de sus principales promotores fue el juez Giovanni Falcone, asesinado poco tiempo después.

Un ingrediente estratégico de la DIA fue conformar un grupo de investigación y operación proveniente de distintas fuerzas, sometidos al mando del Ministerio del Interior. Esta fuerza incluía un equipo multidisciplinario que elaboró los perfiles criminológicos de los principales capos y se diseñaron estrategias diferentes para la captura y procesamiento de cada uno de ellos.

Con la criminología y el derecho penal amalgamados, fue posible el maxiproceso, parteaguas del combate a la mafia, que le valió al Estado pleno respaldo social en la tarea.

México debe retomar el combate frontal al crimen organizado, que ignora los llamados a la paz del Ejecutivo. Existe el recurso humano para ello. Criminología, derecho penal y voluntad política, son el complemento necesario.

POR MANELICH CASTILLA CRAVIOTTO

COLABORADOR

@MANELICHCC

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