COLUMNA INVITADA

El amor se ve en el presupuesto

Resultados de diferentes estudios realizados por Ipsos confirman que la mayoría de la población está preocupada por el incremento observado en los precios, y que esta preocupación se incrementa mes con mes

OPINIÓN

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Ricardo Salas / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde hace algunos meses prácticamente todas las semanas escuchamos algo sobre la inflación. Ya sean los encabezados o el resumen de noticias que mencionan incrementos en precios no vistos desde hace 20 años, las pláticas con amigos sobre “cómo ha subido todo”, hasta verse frente a frente con esta al momento de hacer las compras para el hogar, hoy todos estamos conscientes que vivimos un periodo de fuertes incrementos en precios, pero ¿qué hacemos al respecto?, ¿tenemos un plan o ajustamos sobre la marcha?

Resultados de diferentes estudios realizados por Ipsos confirman que la mayoría de la población está preocupada por el incremento observado en los precios, y que esta preocupación se incrementa mes con mes. De hecho, la inflación es ya la segunda preocupación más relevante entre los mexicanos, solo superada por la inseguridad.

Si bien los mexicanos reconocemos que este no es un fenómeno pasajero, y esperamos que los precios seguirán creciendo durante los próximos doce meses, solo una minoría (uno de cada cuatro) cree que su nivel de vida bajará en los próximos meses. Reconocer un problema, pero no sus posibles consecuencias en nuestra persona o entorno familiar, desafortunadamente puede llevar a tomar decisiones equivocadas que en el mediano y largo plazo magnifiquen el efecto negativo de la inflación.

Estudiando el comportamiento y hábitos de los consumidores, observamos cómo los hogares se enfocan principalmente en ajustes de corto plazo, como posponer vacaciones o compras de montos elevados, y haciendo recortes selectivos en diferentes rubros de alimentos o artículos para el hogar, pero difícilmente se observa un ajuste de largo plazo que reconozca la situación. 

Si algo nos pueden enseñar aquellos que viven bajo inflaciones muy elevadas, como es el caso de Argentina, es que es necesario realizar ajustes permanentes al gasto y aprovechar el valor del dinero mientras dure (aunque parezca contraintuitivo, adelantar compras importantes podría ser la mejor estrategia en algunos casos)

Como nadie experimente en cabeza ajena, y tomando como dado que para la mayoría esta situación de elevada inflación es nueva (o una experiencia muy lejana), es de esperarse que los consumidores mexicanos seguirán haciendo ajustes sobre la marcha, muchas veces tomando decisiones de recorte directo en el momento de hacer las compras. En ocasiones esto implicará comprar menos de aquellos productos que acostumbramos a consumir, cambiar por una marca más barata, espaciar su compra o en último caso, dejar de comprar.

Dada esta situación, es necesario preguntarnos si los consumidores inevitablemente estarán eligiendo siempre los productos / marcas más baratas. La respuesta para la mayoría de los casos es no. Dejando de lado situaciones de subsistencia (cuando literalmente no alcanza para cubrir las necesidades más básicas), los consumidores estarán dispuestos a pagar un poco más por algunos productos y marcas selectos, balanceando el presupuesto mediante sacrificios en otros. 

Estos patrones de comportamiento hacen más importante que nunca entender la ecuación de valor en la mente del consumidor. En un entorno donde los incrementos en materias primas e insumos reducen de forma significativa la capacidad de maniobra en términos de precio, el diferenciar nuestra marca y darle un “extra” que sea relevante para los consumidores (enamorarlos) será la diferencia entre quedarse en el carrito o en el anaquel al momento de hacer las compras para el hogar. 

¡Hasta la próxima!

POR RICARDO SALAS

DIRECTOR DE PUBLIC AFFAIRS & CORPORATE REPUTATION

IPSOS EN MÉXICO

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