COLUMNA INVITADA

Peor que nunca

Cada año superamos el número de homicidios dolosos en el país; siempre se hablará de crisis de inseguridad

OPINIÓN

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Héctor Serrano / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En materia de seguridad pública, la frase “estamos peor que nunca”, ha sido una constante de las conversaciones entre  mexicanos desde hace varios sexenios. Probablemente la descomposición del país inició desde hace muchas décadas, pero está situación ha sido más evidente en los últimos 20 años. Desde que se lleva un registro, y así lo reflejan las estadísticas, cada año superamos el número de homicidios dolosos en el país.
 
Este dato es relevante, pues aunque bajara la incidencia en otro tipo de delitos, mientras existe un alza sostenida en el número de homicidios, siempre tendremos que hablar de una crisis de inseguridad. No hay peor delito que atentar contra la vida de una persona, y no existe un valor más alto que la vida humana; el éxito o el fracaso de las políticas de seguridad pública son directamente proporcionales al número de homicidios registrados.

Para el estado es imposible justificar el alza de homicidios con el falaz argumento de que la mayoría de las víctimas son integrantes del crimen organizado. Si un gobierno es incapaz de garantizar el mayor derecho de sus ciudadanos, entonces es un gobierno ineficiente. El estado es el único responsable de garantizar la seguridad pública y, por lo tanto, el mayor responsable cuando las cosas no funcionan.

La crisis de inseguridad cada día cobra más víctimas civiles. Nadie está exento de sufrir un delito. Se está presentando un alza sostenida en los casos de robo, lesiones y extorsión, los delincuentes cada vez son más cínicos y han convertido a muchas zonas del país en territorios sin ley donde ellos son los que mandan. Para quien lo dude, solo basta con un vistazo a las cientos de denuncias que circulan en las redes sociales.

No es fatalismo, estamos frente a una crisis de inseguridad sin precedentes que está muy lejos de acabar. No hay un solo dato que demuestre lo contrario. Todo  parece indicar que la estrategia de “abrazos, no balazos” ha fracasado en el combate contra la delincuencia. Los criminales no se han mostrado muy receptivos ante los llamados del presidente para dejar las armas y portarse bien.

Ninguno de los últimos cuatro sexenios han escapado al rechazo popular producto de la inseguridad, fue el talón de Aquiles de todos ellos, y aunque el actual gobierno pareciera estar vacunado contra este mal, si la percepción de inseguridad  sigue creciendo como hasta ahora, las cosas pueden dar un giro radical. Todavía faltan dos años para la elección presidencial y el hartazgo ciudadano puede determinar el resultado.

Gran parte del electorado mexicano está acostumbrado a ejercer un voto de castigo, más que dar su apoyo a un proyecto o a una propuesta; vota para mostrar su rechazo. En palacio saben de eso, por eso la estrategia de polarización de la sociedad, la cual solo es viable, si conserva a la mayoría en su favor, pero la grave crisis de seguridad puede cambiar las preferencias, si se sigue agudizando.

El mayor reto de este gobierno es el mismo que el de sus predecesores; la inseguridad, pueden postergar la solución del problema con paliativos como hasta ahora, pero eso no durará por mucho tiempo. Como siempre, estamos peor que nunca.

¿Quién será el valiente que termine con el flagelo de la violencia?

HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR

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