CUERPO Y ALMA

Cállate, impostora

Esa vocecita que nunca deja de sembrarte dudas en la cabeza y susurra un “te vas a equivocar otra vez” cuando estás a punto de hacer una presentación importante es la manifestación del fenómeno o síndrome de la impostora

OPINIÓN

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María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esa vocecita que nunca deja de sembrarte dudas en la cabeza y susurra un “te vas a equivocar otra vez” cuando estás a punto de hacer una presentación importante es la manifestación del fenómeno o síndrome de la impostora.

Y es difícil callarla porque insiste hasta hacerte creer que ninguno de tus logros es producto de tu capacidad, formación o experiencia, sino de la suerte. Fue bautizado así en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en alusión al temor que provoca ser desenmascarada como un fraude, como una impostora.

Es cierto que no lo padecen solo las mujeres, pero sí hay una diferencia en la forma de vivirlo desde la condición de género porque los mensajes internos en este caso son reforzados desde un sistema patriarcal y capitalista predominante excluyente al que le conviene que las mujeres se sientan inseguras.

Un estudio aplicado en 2020 por la consultora KPMG reveló que el 75 por ciento de sus ejecutivas vivían con este síndrome, que les impide pedir un aumento o desarrollar su liderazgo por temor a no estar a la altura. Diversas investigaciones de la American Psychological Association concluyen que quienes lo experimentan tienen dos reacciones centrales en ciclo: procrastinar y esforzarse en extremo para sobresalir. Hasta ahí, no parece ser tan grave.

El problema es que en darlo todo por lograr los mejores resultados y buscar la perfección —a contracorriente de un entorno que refuerza el estereotipo de la mujer como cuidadora y socializadora, pero no como inteligente, asertiva y exitosa—, se paga un alto costo en salud mental. La crítica interna permanente degenera en ansiedad, depresión e incluso burnout, padecimientos sobre los cuales la Organización Mundial de la Salud ha alertado con especial énfasis desde que inició la pandemia.

¿Se puede callar a la impostora de una vez y para siempre? Hoy existe toda un área de la Psicología especializada en el estudio de este fenómeno que nos recomienda aprender a reconocer los pensamientos negativos que desata el síndrome, trabajar en el autocuidado y agradecer los reconocimientos, sin pena.

También funciona hacer un diario que documente tus logros, avances y buenas noticias al que puedes regresar cuando las dudas amenacen con minimizar tu trayectoria. Las compañías y organizaciones tienen la responsabilidad social de empezar a nombrarlo abiertamente como un problema presente en la sala de juntas, para mujeres y hombres.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
FUNDADORA DE OLA VIOLETA AC
@MAELENAESPARZA

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