ENTRE TELAS

Un arte sin idioma

Un escenario sombrío y una audiencia a la expectativa, corría el año 1998. De un costado apareció un genio

OPINIÓN

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Begoña Cosío / Entre telas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Un escenario sombrío y una audiencia a la expectativa, corría el año 1998. De un costado apareció un genio, y se dirigió al auditorio, era el hombre del momento: Steve Jobs. Con unos Levi’s 501, calzando unos recién estrenados New Balance, y un cuello de tortuga negro, el cual ser volvería su pieza insignia, que había diseñado el entrañable Issey Miyake. Con el tiempo, este uniforme minimalista lo portaría por los años de los años y ayudaría a convertirlo en uno de los CEO’s más reconocibles. La historia cuenta que Jobs y Miyake se volvieron muy amigos, hasta que murió el fundador de Apple.

La relación entre la tecnología y la moda no había sido explotada hasta que llegó a la escena el señor Miyake. En la década de los 80, el japonés fue comisionado para diseñar los uniformes de los trabajadores de Sony (sí, en esa época iban uniformados) y su relación con la empresa de tecnología se fortaleció al grado de hacer una colección de accesorios para Navidad.

Su perspectiva para innovar y el uso de creaciones coloridas lo colocó en las pasarelas francesas, el primer diseñador de origen japonés en lograrlo. En cada una de sus piezas plasmaba una forma geométrica creativa, muy similar a los origamis, deconstruía las colecciones y las volvía objeto de deseo. Su legado en la historia de la moda, entre muchas otras cosas, siempre será la constante búsqueda de nuevos materiales, originales, tecnológicos y sustentables.

Centrado en el cuerpo de la mujer, sus corsés rígidos, con espectros metálicos, de fibra de vidrio y plástico, con cremallera en el centro y ajustados al torso, marcaron la década de los ochenta. Esta tendencia se repetiría, tomada como una colección futurista, en el 2000, y ha sido inspiración para la nueva generación de diseñadores.

En los 80, su época más activa y creativa, también fundó Comme des Garçons, junto con Yohji Yamamoto y Rei Kawakubo, bautizados como The Big Three. Con la intención de llevar la pasarela a las calles. Y como pocas firmas, supo llevar la calidad y perfección a su línea de perfumes, tanto como femenina y masculina, las cuales fueron varias veces galardonas. Según la BBC, se calcula que una botella de L'Eau d'Issey, se vende cada 14 segundos en el mundo.    

Sobrevivió con tres años, a la bomba atómica lanzada en su natal Hiroshima, pero se negó a hablar de ello y politizar su arte. A principios de mes amanecimos con la impactante noticia, que a causa de un cáncer de hígado, el nipón y uno de los grandes diseñadores de alta costura, Issey Miyake, había muerto a sus 84 años. Su firma homónima seguirá representando la fusión entre el arte, la arquitectura y la moda. A la cual, le quedan muchos años por delante.

POR BEGOÑA COSÍO

@BEGOCOSIO

MAAZ