DESDE AFUERA

El duelo en el Pacífico

Para Beijing es un reto. Pero también para Estados Unidos

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Sería un típico caso de a ver quién pestañea primero, pero las apuestas son muy grandes.

El tema es el enfrentamiento entre dos naciones con ecos imperiales: el hegemón dominante, pero en transición, Estados Unidos, y la República Popular China, aspirante a potencia principal.

El pretexto es la posibilidad de que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara baja del Congreso estadounidense, visite Taiwán, la isla-nación que China reclama como parte de su territorio.

El gobierno chino ha expresado su desagrado y advirtió que tomaría como una acción hostil que la tercera en la jerarquía gubernamental estadounidense, después del Presidente y el Vicepresidente se hiciera presente en la isla.

Al mismo tiempo, realiza simulacros militares en la región y medios gubernamentales próximos advirtieron que se consideraba la posibilidad de derribar el avión en que viaja la veterana política.

Estados Unidos por su parte, movilizó a una flota encabezada por el portaaviones Ronald Reagan y que está "cerca" de Taiwán.

Para Beijing es un reto. Pero también para Estados Unidos.

El gobierno de Xi Jinping ha puesto un considerable capital político en subrayar sus derechos soberanos sobre Taiwán, una isla a sólo 180 kilómetros de sus costas, pero que es independiente desde fines de los años 40, cuando los Ejércitos nacionalistas de Chiang Kaishek se refugiaron en ella, tras su derrota a manos de los Ejércitos comunistas de Mao Zedong.

Y, de acuerdo con la mayoría de los reportes, están perfectamente cómodos como un país independiente.

Y, desde entonces, Taiwán ha estado bajo la sombrilla nuclear de Estados Unidos. Y también ha sido y es una pieza clave –junto con Japón, Corea del Sur y Filipinas– para su estrategia de limitar el acceso de China al océano Pacífico, amen de que es una potencia económica por derecho propio y uno de los principales productores mundiales de "chips" para computadoras.

En los años 70, cuando el gobierno de Richard Nixon estableció relaciones diplomáticas con el de Mao, retiró su embajada de Taipei, pero mantiene sus vínculos y, de hecho, es garante de la existencia de Taiwán como república independiente. 

Si Pelosi cumpliera su intención de visitar Taiwán, sería el personaje estadounidense de mayor rango que pasara por ahí en 25 años, y aunque formalmente es cabeza de una rama del gobierno, no representa a todo Estados Unidos de la forma que lo haría el Presidente o la Vicepresidenta.

Eso daría una libertad en términos de que el presidente Biden pidiera a Pelosi cancelar su escala. De hecho, hace un mes afirmó que los militares estadounidenses habían sugerido que no la hiciera. Pero al mismo tiempo, el tono de las advertencias chinas –“no jueguen con fuego”– y sus aliados implica un reto a las razones de la presencia estadounidense en la región.

Una de las dos potencias parece condenada a mostrar debilidad a reserva de que logren salir del respectivo rincón donde parecen haberse "pintado".

PAL