Los estudiantes no son los únicos que están por empezar un nuevo ciclo. También en la Secretaría de Educación Pública (SEP) comienza una nueva etapa con la llegada de Leticia Ramírez. No hay otra forma de decirlo: la nueva secretaria asume el puesto con un sistema educativo en crisis, afectado severamente por la pandemia.
La tarea que tiene enfrente es monstruosa, pero, desde mi punto de vista, sus esfuerzos se deben centrar en cuatro retos fundamentales.
El primero es el abandono escolar.
Hoy sabemos que, por diversas causas relacionadas con la pandemia, al menos 10 por ciento de los estudiantes de preescolar, educación básica y educación media superior dejó de ir a la escuela.
En el caso de los más pequeños, muchos ni siquiera han puesto pie en un aula. Por ello, como argumenté aquí hace algunas semanas, es urgente salir a buscar a todos esos alumnos que el sistema educativo ha perdido de vista: ¿quiénes son y qué hay que hacer para que retomen sus estudios?
En segundo lugar está el rezago educativo.
Aunque el diagnóstico aún está incompleto, las evaluaciones que se han llevado a cabo en algunos estados no dejan lugar a dudas. Los estudiantes tienen carencias graves en los aprendizajes fundamentales de Español y Matemáticas.
Dado que cubrir estas lagunas se vuelve más complicado conforme los alumnos avanzan en su trayectoria educativa, se requiere una estrategia integral que les permita adquirir los aprendizajes fundamentales que les faltan lo más pronto posible.
Otro reto es el relacionado con el bienestar socioemocional.
¿Cómo pueden lidiar los estudiantes y los docentes con la incertidumbre, el miedo y la pérdida que provocó la pandemia? Dadas las carencias académicas, ¿qué se puede hacer para ayudar a aquellos que se sientan angustiados o perdidos en las clases?
Hay que ofrecer a los docentes herramientas mediante las cuales puedan ayudar a sus alumnos a procesar y expresar sus emociones, así como a relacionarse de nuevo con sus compañeros tras el aislamiento prolongado.
Por último, está el trabajo con los docentes, actores clave en cualquier política educativa.
En la coyuntura actual, es importante retomar el trabajo que hicieron durante la pandemia y ayudarles a incorporar —y perfeccionar— las formas de enseñanza que han descubierto en los últimos años. Una perspectiva diferente ofrece la posibilidad de enriquecer y replantear críticamente los enfoques tradicionales de enseñanza.
POR ANTONIO ARGÜELLES
@MEXICANO_ACTIVO
COLABORADOR
MAAZ