LA ENCERRONA

La ONU sin dientes

El próximo 24 de agosto se cumplirán 6 meses del comienzo de la guerra en el este de Europa, propiciada por la invasión de la Federación Rusa a su país vecino, Ucrania

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Hay que movilizar a gobiernos, ciudades, empresas, sociedad civil... para que comprendan que estamos a un paso del abismo”. António Guterres

El próximo 24 de agosto se cumplirán 6 meses del comienzo de la guerra en el este de Europa, propiciada por la invasión de la Federación Rusa a su país vecino, Ucrania. En casi 180 días hemos podido atestiguar las imágenes de los constantes bombardeos a ciudades como Mariupol, Irpin, Bucha o Kiev devastando trincheras ucranianas y también edificios públicos como hospitales, mercados o escuelas. Sabemos también los efectos que la invasión rusa ha provocado para la población de Ucrania, como las cifras de muertos, heridos, desplazados, enfermos y los horrores que conlleva la guerra.

De igual manera hemos observado cómo todo el occidente se ha volcado hacia un mismo fin, disuadir a Vladimir Putin. Sanciones sin precedentes, envío de armamento a Ucrania, acciones de apoyos humanitarios, recepción de refugiados, el ensanchamiento de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), así como los constantes llamamientos de presidentes y representantes de organismos internacionales. Sin embargo no han hecho mella en los actos y pretensiones de Putin, al contrario, parece que en cuanto más presiona occidente al autócrata ruso, más se enarbola su sentimiento nacionalista y el de la sociedad rusa que se siente cómoda con la vuelta al pasado y quiere ver a Rusia como una potencia mundial a costa de lo que sea.

Ahora bien, mediante consenso internacional y fundamentalmente para el mantenimiento de la paz del sistema mundo, se creó la Liga de las Naciones y, posteriormente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su Consejo de Seguridad. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y durante el periodo de la Guerra Fría, este organismo fungió como un árbitro y mediador entre los brotes álgidos entre las naciones. Sin embargo, ante la situación actual del planeta, se puede palpar que este organismo -con todas sus agencias, tales como ACNUR, UNICEF, entre otras- no está preparado para un planeta en tiempos de guerra. 

A manera de cuestionamientos que sirven de ejemplo, ¿en verdad creemos que a Xi Jinping, a Vladimir Putin o Donald Trump les importan alguna resolución emitida por el Secretario General de la ONU, António Guterres? Una prueba de esto es cuando el millonario neoyorquino en su periodo presidencial número 45 de Estados Unidos amagó a este organismo con retirarle los recursos económicos y la otrora gigante grandilocuente ONU tembló como una gelatina. Hoy, el mundo ha cambiado y los organismos internacionales se quedaron en el pasado.

Con esto no quiero decir que el mundo estaría mejor sin la ONU, no. Lo que necesitamos son reformas estructurales dentro del organismo internacional más grande hasta ahora. Se debe reformular la pertinencia de sanciones más duras contra las naciones que intenten quebrantar la paz de alguno de sus pares. Hoy el planeta se debe preguntar acerca de la pertinencia de dotar de “dientes” al organismo multilateral por antonomasia. Una ONU que vele por la paz mundial, suena completamente ajena de la realidad que aqueja directamente a la sociedad Ucraniana, así como de los impactos que ha derivado el capricho de Putin o de cualquier otro dictador que en el futuro rompa con este consenso internacional.

POR ADRIANA SARUR
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