TIEMPO DE INFRAESTRUCTURA

Qué harán las corcholatas en obras 2024-2030

Hoy ya se adelantó la sucesión en este sexenio, y ya lo pasado, pasado. debemos estar atentos a lo que piensan los candidatos

OPINIÓN

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Manuel García García / Tiempo de Infraestructura / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La actual administración está por concluir en lo relacionado a obras; le queda un año, han insistido que se terminarán y cerrarán en 2023 sin dejar “pendientes” a la próxima administración.

Lo anterior sí es así, que me lo confirmó un amigo constructor que estuvo con el Presidente, y le expresó “con gusto apoyamos tu proyecto, pero no más allá de 2024”, y le advirtió que el contrato termina el 31 de diciembre de ese año. Esta situación hace urgente trabajar en el plan de infraestructura 2024-2030.

Creo que cámaras, colegios, asociaciones y en general, todos los actores involucrados con la infraestructura del país debieran estar pensando en iniciar los estudios y análisis que se requerirá en el próximo sexenio.

Si bien, no se nos da el largo plazo con un horizonte a 30 años, tratemos tener claro que debemos de impulsar en agua potable, carreteras, hospitales, escuelas y drenaje.

Sin olvidarnos del mantenimiento y conservación, ya que cada día se invierte menos y repercute en altos costos en el gasto de infraestructura, lo vemos en el AICM.

Hablando de inversión, la revista Obras señalaba que: en la última década, el país ha reducido el capital del PIB invertido en la infraestructura en 8.2 por ciento.

La industria de la construcción vive una de sus peores etapas por las caídas en producción, una situación similar con las inversiones para edificación de infraestructura.

Advierten que de las naciones que forman el Foro Internacional de Transporte (ITF, por sus siglas en inglés) de la OCDE, el país es el que menos destina recursos en carreteras, según datos de 2020 (último registro).

A manera de comparación, China invierte del Producto Interno Bruto (PIB) 5.8 por ciento, y en México, la cifra es de 0.2 por ciento. Creo que sería imposible calcular hoy en día, cuánto se invertirá conforme al PIB en 2024-2030.

Lo inminente es que el sector de la construcción inicie una “cruzada” en favor de lo que debemos ir previendo en obra e infraestructura.

Habrá que invitar a que se sumen los estados de la República, los cuales están en “crisis” por falta de inversión en proyectos, ejemplo claro la crisis del agua de Monterrey. No hace mucho el grupo Política Colectiva, señaló que los estados en 2021 destinaron apenas entre 0.5 y 10 por ciento de recursos en obra pública.

Si a esta inversión que realizan los estados la ponemos en el contexto de que el Coneval calcula que 76.5 por ciento de la población mexicana vive en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, tenemos como escenario un panorama alarmante.

¿Cómo le haremos para atender el rezago en la infraestructura social que requerirá el país, para que los mexicanos tengan una mejor esperanza en una mejor calidad de vida?

Es hora de trabajar en un verdadero plan de infraestructura 2024-2030, que deberá de consensarse sin tintes políticos, esta práctica no puede, ni debe ser parte de la historia de México, ya que con esta fórmula no llegaremos lejos.

Si queremos que nuestra nación crezca en 2024-2030 tendrá que existir certidumbre jurídica a la inversión y un verdadero plan de infraestructura para el próximo gobierno, sin ocurrencias.

Estoy de acuerdo en apostarle a la “soberanía”, pero no a un costo que reste competitividad y crecimiento. No será fácil heredar las cuentas de proyectos: Tren Maya, Refinería Dos Bocas y el AIFA, que más o menos serán de 770 mil millones de pesos de inversión, sin mantenimiento y operación.

Es por esto que ya sería importante conocer que planes traen las corcholatas en la infraestructura 2024-2030. El panorama económico mundial, los impactos de la inflación y el costo del dinero nos limitarán en cantidad y calidad de obra pública en los próximos años.

Expansión señala que: el costo financiero de la deuda creció 1.9 por ciento en el primer semestre de 2022, frente al mismo periodo del año pasado, a 387 mil 255 millones de pesos. Este gasto fue mayor respecto al dinero público que se destinó para el desarrollo de infraestructura, con 381 mil 675 millones; al gasto programable para educación, con 355 mil 396 millones, y salud, con 304 mil 50 millones, refieren datos de la Secretaría de Hacienda.

Señores, creo que será importante desde ahora conocer y evaluar como será el inicio en infraestructura con el próximo gobierno.

O lo dejaremos al último, como es nuestro estilo, y al ahí se va.

POR MANUEL GARCÍA GARCÍA
DIRECTOR GENERAL DE SIMAS, CONSULTORÍA EN INFRAESTRUCTURA
MANUEL.GARCIA@SIMAS.COM.MX

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