COLUMNA INVITADA

Zapata en el corazón del pueblo

Somos sus herederos y celebramos los caminos que se han perpetuado. Su lucha se ha vuelto universal

OPINIÓN

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José Narro Céspedes / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La historia de México es una historia muy mal contada, es una historia sumergida en la bruma, como una especie de cuento de hadas, lleno de polarizaciones y mitos que construye un mundo que es manejable para quien esté en el poder.

Creamos mitos minimizando a los protagonistas haciéndolos héroes de monografías, sin procesos y un mundo del que proceden y un mundo que ellos afectan con sus luchas. Zapata, es fruto de la lucha que inicia con la resistencia de los pueblos indígenas a partir de las innumerables conquistas que inician con la caída de México Tenochtitlán en 1521.

Luego la bruma de 300 años de colonia, donde, nuestros libros de historia no cuentan nada, pero los pueblos indígenas lucharon contra el intento de desaparecerlos, pauperizando sus vidas y machacando sus raíces.

Zapata es fruto de esa lucha ancestral. No es casualidad que su lucha por la tierra se manifieste en títulos de propiedad redactados en un pasado que nadie recuerda. Títulos dados en la Colonia, firmados por virreyes y autoridades extintas en la modernidad extinta que voltea a Europa y que explota con desdén a los dueños legítimos de la tierra.

La lucha de Zapata es la lucha por renovar la necesidad de seguir luchando por una lucha que se perpetúa en el tiempo hasta hoy. La tierra es eso que no se vende y que no es mercancía, pero que el capitalismo importado convirtió en algo vendible, que se explota para generar ganancia y depositarla en unas pocas manos.

La tierra, el alimento, el aire está devastada por los intereses de quien controla los mercados desde las ciudades, donde la tierra ha sido cubierta de asfalto y donde se embotella la naturaleza para poderla llevar a los supermercados. Encerramos la comida, el agua y convertimos en camiseta a los campesinos. 

Zapata es la rebeldía, es luchó contra las falsas promesas del gobierno, quien no aceptó rendir las armas por un rancho o dinero, es quien se fue quedado solo, ofendido, calumniado por no vender sus utopías. Zapata es alguien que corrió el riesgo de ser olvidado porque tenía el poder de diferentes gobiernos contra él.

Zapata es quien convivió con la muerte, cabalgando con ella para perpetuarse en ella, para llegar a nosotros a través de la lucha pura, de la lucha permanente, de la exigencia de recordar y crear un mejor México a través de los ideales de los abuelos, de los abuelos de nuestros abuelos y que nos llegan hoy, como el anhelo de justicia vivo, vigente y vigoroso.

Somos Zapata, somos sus sueños, sus luchas, sus derrotas, sus victorias, pero, sobre todo, somos la permanencia de la lucha y de sus sueños. Somos zapatistas, somos los herederos de Zapata y celebramos los caminos que se han perpetuado por todo el planeta.

Su lucha se ha vuelto universal, es junto con el Che Guevara, la figura de lucha más reconocida el mundo, pero es nuestro, su lucha es nuestra y nosotros estamos con él en la eternidad porque Zapata está en el corazón del pueblo.

POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES
COLABORADOR
@NARROJOSE

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