SILBATAZO INICIAL

Las tristes Chivas del Guadalajara

Amaury Vergara es bastante joven para romper con los patrones dañinos de antes o de plano si no es de su interés, traspasar al equipo

OPINIÓN

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José Eduardo Iga / Silbatazo Inicial / Opinión El Heraldo de México

Citando a los eruditos de antaño, quien no conoce su historia está condenado a repetirla y parece ser la manifestación de lo que sucede en Guadalajara. A Jorge Vergara le llegó la enfermedad y se dio cuenta, en los últimos pasajes de su existencia, que no debía ser él quien se involucra en decisiones deportivas siempre. Como empresario, la clave del éxito ha radicado casi por regla en delegarle responsabilidades a especialistas. Desfilaron bajo su mando cualquier cantidad de técnicos reconocidos y hasta directivos europeos, a quienes no dejaba trabajar de lleno y su gestión ha dejado dos títulos de liga desde que tomó el control del equipo en el 2002, cosecha, sin duda, pobre para lo que demanda su afición e historia ganadora. 

En su etapa desfilaron 23 entrenadores, es decir, más de uno por año, y eso que Matías Almeyda duró prácticamente tres. Imposible gestar un proyecto ganador así, cuando en el deporte la inmediatez es el peor enemigo de cualquier triunfo.
En 2019, Amaury tomó el control tras el fallecimiento de su padre dándole el control a Ricardo Peláez, y parecía que por fin iban a despegar por tener a un especialista ahí, y nada más lejos de la realidad. Dudo que el ex directivo del América haya tenido injerencia en que Víctor Manuel Vucetich, un estratega maduro y multicampeón haya sido cesado. Mucho menos la designación de Marcelo Michel Leaño, amigo desde 2007 de la familia Vergara, pero poco más. 

Resulta inexplicable también lo de Ricardo Cadena, un tipo que, hasta antes de tomar a Chivas, no había dirigido en primera división. Todas estas decisiones parecen ser tomadas por Amauri, apelando a los mismos errores deportivos del pasado de su difunto padre, mientras el mismo Peláez ve cómo su figura se ha convertido meramente en algo protocolario. Tiene que dar la cara y echarse la culpa por decisiones que creo yo, ni siquiera toma él. Evidentemente no se le exime de responsabilidad por no tener los pantalones de hacerse a un costado, como lo han hecho tantos.

Guadalajara es penúltimo de la general, apenas registra cinco puntos de 21 posibles y tras la lesión de José Juan Macías, los goles se han dado a cuentagotas, evidenciando una severa crisis que parece no tendrá fin. Mayor poder de decisión a gente especializada, un líder verdadero que sepa llevar a los jóvenes y, por supuesto, ante ocho extranjeros titulares por equipo y la desigualdad en el mercado, la posibilidad de que rompan su absurda tradición de jugar con puro mexicano, podrían hacer que salgan de este hoyo sin precedentes en el que están metidos.

Grande no es aquel que no comete equivocaciones, sino el que, tras ellas, se da cuenta y busca no repetirlas. Vergara es bastante joven para romper con los patrones dañinos de antes o de plano si no es de su interés, traspasar al equipo.

POR JOSÉ EDUARDO IGA
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN
@JOSE_IGA

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