Desoyendo lo que ocurría en China, Estados Unidos y Europa, el primer caso de Covid-19 en México se detectó el 27 de febrero de 2020. Para el 30 de abril, el número de pacientes aumentó exponencialmente al alcanzar un total de 19 mil 224 casos y mil 859 fallecidos. La tasa de letalidad fue de 9.27 por ciento; comparado con China en los mismos 64 días. Ese país reportó 80 mil 303 casos, con una tasa de mortalidad de sólo 3.66 por ciento.
¿Por qué una diferencia tan grande? Y más tarde, el número de contagios alcanzó cifras tan altas que pueblan todas las historias de las familias que han perdido a alguno de sus miembros y, en numerosos casos, la desaparición de todos sus integrantes. Esto incluye al personal de salud que en todos los rankings internacionales serios aparece en el primer lugar de fallecimientos.
¿A qué se debió eso? Son diversos factores, “la austeridad republicana” que puso en la calle a tres de cada 10 médicos, la desaparición del Seguro Popular, la improvisación del fallido Insabi, habilitar como hospitales COVID a institutos de salud como Nutrición, Cardiología, Cancerología, 20 de noviembre y muchos otros.
Los crematorios trabajaron sin cesar y en los cementerios se dispusieron de innumerables metros cuadrados para enterrar a centenares de miles. Los mensajes oficiales aconsejaban a quien sintiera los síntomas del COVID como fiebre, falta de oxigenación, tos seca, llamar a un número telefónico siempre ocupado y permanecer en casa. Largas, muy largas filas se formaron para ingresar, demasiado tarde a los hospitales.
Con ese panorama de ineptitud e incoherencias, un grupo de empresarios decidió seguir el ejemplo de China y España para construir un hospital que auxiliara a los hospitales saturados. Así nació, entre incomprensión y miedo al contagio, un grupo de médicos de muy diversa formación: el Hospital Temporal COVID-19. El cuerpo directivo lo formaron los doctores Rafael Valdez, Héctor Herrera Bello, Lidia Moreno y Heberto Arboleya. La jefa de enfermeras fue Teresa Cabrera.
Del pasmo inicial al ver una situación caótica y la indignación al constatar la ineptitud de las autoridades sanitarias, nació la búsqueda de saber cómo esos médicos lograban atenuar ese desastre y salvar vidas. Ese fue el nacimiento del libro Pandemia que hoy se presenta en la librería de El Péndulo en Alejandro Dumás 81 en Polanco.
Documento que no pretende abarcar el gigantesco poliedro de un fenómeno que, siendo médico sanitario, abarcó y lo sigue haciendo, espacios fundamentales de la economía, el trabajo, el transporte colectivo y ramas tan decisivas como la educación, habitación, comida y hasta el turismo. El texto aspira a valorar la extraordinaria tarea de un grupo que empeñó conocimientos, talento y valentía con una vocación de servicio inquebrantable.
POR RAÚL CREMOUX
ESCRITOR Y PERIODISTA
@RAULCREMOUX
MAAZ
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