COLUMNA INVITADA

Extraño retorno de César Yáñez

Adán no podría haber nombrado a César como subsecretario sin el visto bueno de Andrés, pero lo importante: ¿Su llegada es un cargo o encargo?

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

No hablemos del pasado. Pensemos en el futuro y cómo la política da segundas y hasta terceras oportunidades. El extraño retorno de César es un elocuente ejemplo de ello. De ser un fantasma político por tres años y medio, que deambulaba por los corredores de Palacio Nacional, a una renovada pieza en el ajedrez morenista de cara a la sucesión presidencial de 2024.

Obvio. Adán no podría haber nombrado a César como subsecretario sin el visto bueno de Andrés, pero lo importante: ¿Su llegada a la subsecretaría de Gobernación es un cargo o un encargo? ¿De quién? ¿Del Presidente o del secretario? Si es cargo, su reaparición no tendría ninguna relevancia, en cuestión de días o semanas se perdería en el océano de trámites burocráticos y reuniones intrascendentes. Sería un servidor público más. Simplemente, el Presidente se habría quitado peso muerto, como lo hizo con Gabriel hace casi un año.

Si es encargo la cosa se pone interesante, porque no es lo mismo tocar puertas con divisa propia a hacerlo a nombre del Presidente, como lo hizo por mucho tiempo. Si César recuperó la confianza de Andrés y éste decidió darle una nueva oportunidad, su interlocución con partidos, iglesia, empresarios y otros actores políticos sería importante en la negociación de conflictos, construcción de acuerdos y aplicación de decisiones del Presidente, a través de la Secretaría de Gobernación.

Si es encargo, más relevante sería la incorporación de César a las aspiraciones presidenciales de Adán, porque Andrés habría colocado a lado de su paisano a un hombre que fue clave en sus tres campañas presidenciales. El mensaje de apoyo del Presidente a su corcholata emergente sería claro, pero no contundente; demostraría que efectivamente no hay tapados; que Claudia, Marcelo y Adán son iguales ante los ojos del Señor. ¿Y Ricardo? Está pero no está.

Otra posibilidad sería que, como ocurre en el fútbol con los jugadores que ya pasaron sus mejores años, Andrés haya liberado la carta de exclusividad de César, para que su exoperador de prensa pueda adherirse a otro proyecto político. No tendría su bendición, tampoco su veto. Adán lo habría fichado para su causa.

El gobernador con licencia y ahora secretario es la corcholata más rezagada en el tablero de las encuestas morenistas, aún no llega a los dos dígitos. Necesita urgentemente mejorar sus redes sociales y fortalecer su operación con los medios de comunicación, más aún porque Jesús, que ocupó el puesto que se pensaba sería para César al frente de comunicación de la Presidencia, se percibe cercano a Claudia.  

Pronto la incógnita será despejada. Quedémonos con la vieja lección de que en política, si una puerta se cierra, una ventana se abre, aunque como es el caso, tarde tres años y medio en hacerlo. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

La política es de bronce.

Por Onel Ortíz Fragoso

@onelortiz

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