DESDE AFUERA

EU y México: agitado inicio de negociación

La demanda busca lo que llaman "terreno parejo" en el mercado de participación en la generación y comercialización de energía

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mientras una multitud de señales indica que hay un distanciamiento creciente entre los gobiernos de México y Estados Unidos, la enorme integración social, económica y geopolítica de los dos países es una realidad que ni siquiera los más férreos nacionalistas de ambos lados pueden ignorar.

Pero eso no quiere decir simplemente que una de las dos partes deba o pueda ceder en todo. Los dos países tienen activas vidas políticas propias que tienen impacto real en su relación, pero también un interés profundo en el bienestar mutuo.

En medio del brutal debate que rodea la posición adoptada por el presidente Andrés Manuel López Obrador ante la queja de EU y Canadá sobre su participación en el mercado energético del país, no puede olvidarse que era una demanda "cantada" hace meses, y que la ruta de respuesta o de negociación empieza lo más lejos posible de los puntos de acuerdo deseados.

A grosso modo, la demanda no cuestiona la propiedad estatal de los recursos energéticos, sino busca lo que llaman "terreno parejo" en el mercado de participación en la generación y comercialización de energía. Está de hecho en el texto del Tratado México-Estados Unidos-Canadá: el punto último a discusión es hasta dónde y bajo qué condiciones.

Para el gobierno López Obrador es un punto de importancia política y simbólica, una expresión de independencia vinculada con la gesta nacionalizadora del petróleo en 1938.  Eso lleva a gestos de idealismo latinoamericanista, como la contratación "solidaria" de médicos cubanos "especialistas" y justificada por el presunto desinterés o la falta de profesionales mexicanos. Es una forma también de ayudar a un régimen que, como el cubano, tiene una fuerte presencia en el imaginario nacional.

Pero la realidad es que muchas de las personas que esos médicos atenderán sobreviven, o viven un poco mejor, gracias a las remesas que envían sus familiares desde Estados Unidos, donde hay unos 11 millones de residentes mexicanos —y la mitad sin documentos— amén de 30 millones de ciudadanos estadounidenses descendientes de mexicanos.

La verdad también es que a gustar o no, un gran porcentaje de la economía mexicana depende de la relación con EU y que pese a los reclamos del actual gobierno, no son los primeros en intentar reducirlo con un éxito menos que relativo.

La geopolítica juega en favor y en contra del gobierno López Obrador. La enorme frontera común tiene todos los ingredientes de una integración económica y social, con producción y familias binacionales, aunque también una fuente de problemas como el paso de migrantes y peticionarios de asilo, por el tráfico ilegal de drogas o la necesidad de infraestructura para agilizar el comercio y cadenas de producción.

Así que después de gritos y sombrerazos, la realidad obliga a que los dos gobiernos negocien y alcancen puntos de acuerdo, porque quieran o no, les guste o no, se necesitan.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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