DEFINICIONES

No, Cuba no es México

A Miguel Díaz-Canel no hay nada que aprenderle. En Cuba se persigue a quien piensa distinto, se aplastan los derechos humanos y no hay libertad

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Estar en México, es como estar en Cuba. Entonces quiero aprovechar y agradecerle al Presidente y a su gabinete, la solidaridad, la valentía, la generosidad con la que han estado a lado de Cuba, defendiendo a Cuba, ayudando a Cuba, comprendiendo a Cuba, abriéndose a Cuba, de una manera valiente, de una manera enérgica. Yo como pueblo quiero decirle al presidente que Cuba, el pueblo de Cuba —y sí puedo hablar en nombre del pueblo de Cuba porque yo soy pueblo— lo respeta y lo ama”.

Con esas palabras, el trovador cubano Amaury Pérez se presentó la mañana de ayer en la conferencia del presidente López Obrador. La música, que cada vez con más frecuencia se escucha en la mañanera, no fue a través de algún video o reproducción en YouTube, sino en vivo. 

El cantautor fue invitado de honor en el —vaya ironía— Día de la Rebeldía Nacional. Cuba celebra lo que hoy es una utopía. Ser rebelde en la Isla conlleva la cárcel. Los cubanos sobreviven a una dictadura. El régimen de los Castro, encabezado hoy por el dictador Miguel Díaz-Canel, eliminó las libertades más esenciales y viola sistemáticamente los derechos humanos. 

No, estar en México no es como en Cuba, para corregir a Pérez. Y ojalá nunca lo sea. Cuba representa lo que la mayoría no queremos. En la Isla se acalla, persigue y encarcela a los críticos. No hay libertad para pensar distinto al régimen que lo controla todo. No hay libertad para decir lo que se piensa. No hay libertad de asociación. No hay libertad de manifestación. No hay libertad para formar organizaciones o partidos políticos. No hay libertad para emprender. No hay libertad de tránsito. No hay libertad para entrar y salir del país. No hay un país que encarcele a más personas por motivos políticos que Cuba.

Tampoco hay derechos elementales. No hay derecho a la propiedad privada, por ejemplo. No hay derecho a juicios justos. No hay, siquiera, lo más básico: medicamentos y alimentos. Las raciones y abasto son controladas por el gobierno dictatorial. 

Antes de la toma del poder por parte de Fidel Castro, por ejemplo, el PIB per cápita cubano era prácticamente igual que el de España. Hoy, 60 años después, el PIB es seis veces menor. El régimen le raciona los alimentos a cada cubano. Al mes, una persona solo puede comprar cinco huevos, kilo y medio de arroz, una botella de aceite, un kilo de azúcar y otro de frijoles, medio kilo de pollo… pero a veces ni eso hay. El salario promedio en la Isla apenas alcanza los 10 dólares mensuales. Un litro de leche, por ejemplo, cuesta tres dólares. Un kilo de carne, más de dos veces el salario de un mes. Y no, no es por culpa de un “bloqueo”. Es por responsabilidad de un gobierno opresor.

Cuba no es una democracia. Falta que los fanáticos del régimen intenten convencernos de que hay sufragio efectivo y Díaz-Canel llegó al poder por la vía del voto libre y secreto. O que nos digan que no se reprime a quien piensa distinto. O aseguren que no se persigue a quien protesta. Falta que repitan que no se encarcela a los opositores del régimen. 

Cuba está lejos de ser el paraíso que algunos quieren vender. Es un infierno para sus ciudadanos.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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