COLUMNA INVITADA

Vivir de humo y sin rumbo

Desde 2018, el crecimiento del PIB es nulo... hoy, en México existe más pobreza y desigualdad que antes

OPINIÓN

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Georgina Trujillo / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este gobierno es peculiar. Vive de humo y las cortinas que éste puede formar, con tal de ocultar su falta de sustancia. Echa mano de palabras para llenar los huecos vacíos que dejan las inacciones, omisiones o las contínuas equivocaciones en sus políticas públicas. 

Vivimos un sexenio donde se confunden los términos. Se le llama transformación a la involución. Los números y la realidad cancelan el triunfalismo de los discursos. El presidente se refiere al neoliberalismo como la etapa más oscura de México, sin embargo, los resultados en lo que va de su sexenio no pueden sostener sus argumentos.

Desde 2018, el crecimiento del PIB es virtualmente nulo. Antes, si incrementaba 2.8 por ciento, Andrés Manuel se rasgaba las vestiduras, despotricaba contra el mandatario en turno y prometía un crecimiento de cuando menos un 4 por ciento anual si él fuera presidente.

En mayo pasado, el gobierno federal reportó un incremento de apenas un 0.1 por ciento del PIB, mientras la inflación se acerca a 10 por ciento, nivel no visto desde hace 20 años. Cualquier crisis económica se alimenta principalmente de estos dos factores y preocupa que la mejor idea de Andrés Manuel para enfrentar el problema, sea un proyecto absurdo de control de precios. No podría ser más retrógrada.

Está claro, para este punto, que nuestro país se encamina a toda velocidad a una recesión aguda. Es cierto que hay factores externos de bastante peso, pero el problema fundamental reside en el mal concepto que tiene el presidente y su gobierno de la productividad y la economía.

Y es que se necesitan mucho más que programas clientelares para combatir la pobreza, no hay ninguna evidencia de que éstos contribuyen a disminuirla. De hecho, hoy en México existe más pobreza y desigualdad que antes, es evidente que su existencia, obedece más a la rentabilidad electoral que le reditúan al presidente, que a la económica que le representan a los beneficiarios.

Crear fuentes de empleo no puede ser tan simple como reportar plazas creadas artificialmente por sembrando vida y jóvenes construyendo el futuro. Se necesita capital privado, fomento a las empresas, impulso a los emprendedores, así como profesionistas mejor educados, para fortalecer el mercado laboral en México.

Pero quizás la oportunidad histórica perdida más lamentable, es la posibilidad de proyectar a México como imán regional de inversiones que buscan un refugio ante la guerra de Ucrania y la necesidad de Estados Unidos de sustituir sus importaciones desde China.

Andrés Manuel López Obrador es un presidente con mentalidad de aldeano en un mundo global. Atormentado por fantasmas de sexenios pasados, en luchas con adversarios imaginarios, enfrentado con el capital y los empresarios que no le rinden pleitesía, parece más preocupado por la sucesión presidencial que por resolver problemas o aprovechar oportunidades, como los espacios en las cadenas de suministro que México podría llenar.

Lo suyo es seguir alimentando el victimismo mexicano. En su lógica, estamos a expensas de la explotación extranjera, y de los ricos y poderosos; condenados a ser pobres para siempre.

La productividad del país sigue dependiendo del gasto público y de la esperanza en que Pemex, de alguna manera, reviva y se convierta en un monstruo burocrático funcional. Cosa difícil, pues mientras se presumen las ganancias de los excedentes petroleros, también se importa gasolina más cara que además se subsidia con cargo a los contribuyentes.

En resumen, México va mal y los mexicanos estamos de malas. Por eso quizás Andrés Manuel se enfoca en criticar gobiernos pasados. Es lo único que puede hacer ante la falta de respuestas en el presente. Y como ya él mismo nos anticipó, lo peor vendrá cuando en un futuro, los mexicanos tengamos que enfrentar los estragos de sus decisiones.

POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLO

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