ENVÍO DIPLOMÁTICO

Una diplomacia para el mundo de hoy

Hoy, quien no tiene un teléfono celular en las manos, una laptop en el escritorio o una tableta en el portafolios, es alguien en franca desventaja al momento de una negociación

OPINIÓN

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Ministro Darío Alberto Bernal Acero / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

El quehacer diplomático siempre se ha visto como una colección de rancias fórmulas y protocolos (por su abolengo y por su antigüedad). Y no es del todo falso o exagerado.

El respeto de ciertas prácticas y usos de la diplomacia, que algunas datan de siglos, desde los apelativos (Su Excelencia, Excelentísimo, etc.), la precedencia, la solemnidad, por citar algunas, representa una forma de expresar nuestro respeto hacia la investidura del alto funcionario frente a nosotros (Jefe de Estado, Embajador, Ministro Extraordinario, Nuncio, Delegado, entre otros). Ese respeto puede hacer la diferencia entre una negociación en términos amables y un gélido ambiente en la mesa de discusiones.

Pero, por otra parte, la labor diplomática se proyecta hacia el futuro. Recuerdo al inicio de mi carrera en el Servicio Exterior en 1990, cuando la comunicación estaba en transición del télex al fax y al incipiente correo electrónico. Habemos quienes somos proclives a los temas tecnológicos, pero hay a quienes estos avances les resultaban incomprensibles y hasta inaceptables. Hoy, quien no tiene un teléfono celular en las manos, una laptop en el escritorio o una tableta en el portafolios, es alguien en franca desventaja al momento de una negociación. Y no es por el tema de los aparatos, es por el acceso rápido e inmediato a la información, lo que permite tomar decisiones fundamentadas y, de ser necesario, dar giros significativos en una negociación de trascendencia internacional.

Igual con los temas. De negociar la paz o la guerra entre naciones, o formas de facilitar el comercio (que todavía son parte fundamental de la función diplomática), tenemos que agregar la cultura, la cooperación, la ciencia y la tecnología. Cuando estudiaba en la Facultad de Derecho, nuestro maestro de Derecho Internacional nos hablaba de nódulos polimetáticos submarinos  como un tema importante de negociación, sin tener yo la menor idea del asunto. Hoy, la contaminación por microplásticos, la cooperación en el espacio, el cambio climático, energías limpias y renovables, son tópicos necesarios, casi indispensables al sentarnos a negociar acuerdos bilaterales, regionales o globales.

El diplomático del Siglo 21 debe tener pies bien plantados en ciertas tradiciones y prácticas que le dan a la diplomacia ese carácter protocolario que ha sido parte de ella por siglos; pero también en la modernidad que nos rodea, y que nos exige estar al día en los temas que los intereses de nuestro país defiende y que redundan en el beneficio de nuestra nación. Esta combinación del pasado y del futuro en el presente en que vivimos hace que la función que realizamos en el Servicio Exterior sea fructífera y exitosa, en el nombre y representación de México. 

Ministro Darío Alberto Bernal Acero

Asociación del Servicio Exterior Mexicano A.C.

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MAAZ