COLUMNA INVITADA

Diplomacia parlamentaria

Permite a integrantes del Congreso reunirse con sus homólogos de otros países y discutir temas de interés 

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Varias nociones sobre qué es la diplomacia, aún en el siglo XXI, en buena medida se forjaron entre 1814–1815, durante el famoso Congreso de Viena. Este evento, que el historiador y diplomático Harold Nicholson retrata magníficamente, consistió en una serie de reuniones para crear un nuevo esquema en la política europea tras la derrota de Napoleón. 

Las imágenes, paulatinamente popularizadas, de jefes de Estado y embajadores negociando tratados en encuentros bilaterales o multilaterales, e incluso los estereotipos de las grandes fiestas, encuentran su origen moderno en dicho suceso, que generó un arreglo –no exento de críticas– que duraría casi un siglo, hasta la Primera Guerra Mundial. 

Desde entonces, las prácticas diplomáticas han evolucionado en muchos sentidos, pero subrepticia - mente persiste una imagen de Viena que ya no corresponde a las realidades contemporáneas: la idea de que la diplomacia es un asunto exclusivo de los gobiernos; más aún, que es una actividad privativa del Poder Ejecutivo nacional, directamente o mediante delegados, como cancilleres, embajadores o cónsules. 

En efecto, los jefes de Estado siguen siendo los responsables de conducir la política exterior –en México, esto lo dispone claramente el artículo 89 constitucional–. 

No obstante, a medida que las sociedades se han hecho más complejas y los retos se han he - cho transnacionales, cada vez es más común, y necesario, que intervengan otros actores tanto públicos como privados: gobiernos subnacionales; legisladores; universidades; grupos empresariales; comités de especialistas, e incluso sindicatos. 

Para ello, se han creado espacios y mecanismos paralelos de diplomacia. Nuestra relación con Estados Unidos ofrece ejemplos ilustrativos. En ella, muchos de estos foros paralelos se han institucionalizado en instrumentos de diálogo binacional, que permiten desplegar una política exterior de objetivos estratégicos, con agendas específicas en distintas áreas. 

El Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras, el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) o el Foro Bilateral México-EU sobre Educación Superior (FOBESII) son algunos mecanismos que han traducido amplias agendas de cooperación en acuerdos para avanzar objetivos nacionales concretos, como el control del tráfico de armas, el desarrollo económico y el intercambio académico. 

Gracias a ello, representantes de sectores como la iniciativa privada, la sociedad civil organizada o la academia han podido incorporarse activa y organizadamente en la relación bilateral. 

En este contexto, una herramienta valiosa es la diplomacia parlamentaria, que permite a los integrantes del Congreso reunirse con sus homólogos de otros países para discutir temas de interés común, establecer grupos de trabajo especializados, contribuir a la promoción de intereses nacionales y mejorar las prácticas legislativas. 

POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU

SENADORA DE LA REPÚBLICA

@RUIZMASSIEU

MAAZ

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