COLUMNA INVITADA

La visa dorada de Peña Nieto

Después del 6 de julio de 2018, algunos compatriotas temerosos de que México se convirtiera en Venezuela salieron del país, llevándose familias y bienes

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Enrique Peña Nieto posee una visa dorada y encabeza el autoexilio de los mexicanos que salieron del país hace tres años y medio, cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia de la República.

Recordarán que después del 6 de julio de 2018, algunos compatriotas temerosos de que México se convirtiera en Venezuela o Cuba salieron del país, llevándose familias y bienes. Ahora sabemos que dicho autoexilio existe, tuvo como destinos principales Estados Unidos y España, el primero por la cercanía, el segundo por el idioma. ¿Cuántos salieron del país? No lo sabemos, pero sí podemos intuir que básicamente fueron clasemedieros con doble nacionalidad o con la posibilidad de obtener la naturalización estadounidense o española.

Ellos son los poseedores de las visas doradas que naciones, como España y Portugal, otorgan a personas de un alto perfil. Recientemente, una amiga viajó a España, a su regreso me comentó que varios empresarios mexicanos del ramo inmobiliario están invirtiendo en las zonas más exclusivas de Madrid. Pisos de cien metros cuadrados en edificios con amenidades, cuyo costo ronda los tres millones de euros.

Migraron porque les era imposible vivir en un país gobernado por AMLO. Les deseo suerte. Si algunos piensan regresar después de 2024, creo que podrían permanecer allá por más tiempo, porque como van las cosas, probablemente Morena ganará nuevamente la Presidencia de la República.

Paradójico: en lo que va del sexenio de AMLO muchos españoles y estadounidenses llegaron al país, no sólo como turistas, sino como residentes, por el clima, la posibilidad de un mejor nivel de vida y por sus bellezas naturales.

Lázaro Cárdenas expulsó a Plutarco Elías Calles del país. José López Portillo designó a Luis Echeverría como embajador. Carlos Salinas de Gortari nunca pensó que Ernesto Zedillo encarcelaría a su hermano y que él tendría que autoexiliarse en Irlanda y Cuba. Marcelo Ebrard prácticamente huyó a Francia en el sexenio de Miguel Ángel Mancera en la Ciudad de México, hasta que reapareció en la campaña de Hilary Clinton.

España otorgó visa dorada a Peña Nieto, López Obrador le construyó un puente de plata, para vivir plácida y tranquilamente.
Más allá de que un fotógrafo de la prensa rosa o algún compatriota lo reconozca y lo exhiba en redes sociales, Peña Nieto nunca tendrá miedo de que algún sicario lo acribille en alguna calle, que alguna de sus hijas desaparezca en lo oscuro de la noche, o que sea víctima de algunos de los males que lejos de resolver cuando fue Presidente, empeoró.  

Aspiro a que los compatriotas que viven fuera, los cientos con visa dorada, pero sobre todo los millones que sin papeles se fueron del país desplazados por la pobreza o por la violencia regresen a nuestro cielo, donde a pesar de nuestras diferencias cabemos todos, incluido Peña Nieto. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

Por Onel Ortíz Fragoso

@onelortiz

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