MALOS MODOS

Los dos mejores años del sexenio

Seguro que, de pronto, la estrategia de abrazos va a cuajar, y de un día para el otro vamos a ver filas de delincuentes que deponen las armas

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hay grandes noticias para todes: vienen los dos mejores años del sexenio. Lo dijo hace un par de días el propio Presidente, con esa sonrisa satisfecha, y, supongo, les invadió, lectoras, lectores, la misma sensación de optimismo que a mí. No: de felicidad. Perdón: felicidad, felicidad, felicidad.

¿A qué se refiere el Presidente? A todos los aspectos de la vida pública, sin duda. Por ejemplo, a la seguridad, para empezar por lo más urgente. ¿Que los 120 mil muertos no hay manera de borrarlos? Bueno, es cierto. Ahí queda el récord histórico de asesinatos.

Pero seguro que, de pronto, la estrategia de abrazos va a cuajar, y de un día para el otro –con cuatro años de retraso respecto a la fecha prometida, que era al día siguiente de

su toma de posesión, pero no seamos quisquillosos– vamos a ver filas de delincuentes que deponen las armas, y

cómo terminan, aparte de las masacres, la extorsión, el secuestro y el control del mercado legal de productos básicos por las mafias.

En Chilpancingo volverán a comer pollo, sí. Sobra decirlo: las mujeres van a poder caminar solas y tranquilas por las calles, porque se acabarán los feminicidios, y los periodistas podrán desempeñarse sin riesgo de ser asesinados. O no, pero sólo por el hecho de que no habrá noticias. Es lo que pasa con el reino de Dios en la tierra. Pregúntenle sino a Solalinde.

Algo parecido sucederá con la salud pública. ¡Bum! De golpe, nivel danés o noruego. Tampoco van a desaparecer los 750 mil muertos por el COVID-19, ni los niños que murieron por falta de quimios, es verdad, pero al menos tendremos clínicas perfectamente abastecidas, medicamentos pa’ tirar pa’rriba, vacunas de las que sí había cuando el neoliberalismo y ya no hay, y médicos bien pagados. Mejor aun: es probable que no tengamos siquiera que apelar a la mano de obra esclava que provee el régimen cubano a cambio de millones de dólares.

¿Pemex? Ganancias sin límite, para financiar la utopía. El cuerno de la abundancia con que sueña nuestro líder. A la CFE se le van a acabar la quema de pastizales, y no habrá casa sin foco prendido. ¡Sonríe, Yucatán!

Luego, los dineros. Por fin, la economía va a crecer al 6 por ciento. Van a volver todas las inversiones que se fueron y muchas más.

Incluso, reabrirán los cientos de miles de empresas que desaparecieron con la pandemia. Cero inflación.

Desde luego, no van a ser sólo los dos mejores años para México. Nuestro Presidente será reconocido por fin, más allá del cinturón bolivariano, como un gran líder. La ONU le va a hacer caso y sacará a 800 millones de personas de la pobreza. Pobreza, ¡fuchi caca!

Lo más importante, sin embargo, es el beisbol. Por fin, el sueño de Andrés: podrá dedicar sus tardes al fildeo y macaneo sin que sea un insulto para nadie.

Sigan al doctor Patán para más baños de optimismo.

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09 

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