Años de labor por el reconocimiento de su carácter han dado frutos colaborando con otras regiones y ahora se preparan con una nueva agenda ante el debate global sobre el futuro de los océanos. Las poblaciones y países mesoamericanos, latino caribeños se han venido preparando con avances significativos en los últimos meses.
Las iniciativas de los países con litorales son parte de ese proceso. Pero también la de aquellos que no cuentan con acceso directo a los espacios marítimos, al Pacífico o el Atlántico, o acceso territorial a alguno de los otros extremos marítimos del continente.
Por ello, lo estratégico de la deliberación actual entre los países y cerca de 20 jefes de Estado y de Gobierno de las 143 delegaciones que se han registrado para participar en la Conferencia que está teniendo lugar desde la II Conferencia de los Océano en Lisboa, entre el 27 de junio el 1 de julio de este año.
Viraje en las líneas básicas para la discusión y el acuerdo, ha dicho Antonio Costa Silva, ministro luso al comunicar los adelantos que se esperan con el acuerdo a tomar con la Declaración de Lisboa. Portugal pretende contribuir a ser punto de encuentro entre los proyectos orientados a las economías azules y las fuentes de financiación interesadas.
UNESCO defiende como nunca la necesidad de más y mejor inversión en ciencia para la protección de los océanos. La Secretaría General de las Naciones Unidas ha llamado a despertar ante la emergencia de los océanos. Los marcos normativos están desactualizados, argumentan los expertos. Las organizaciones sociales articulan iniciativas.
En esa dirección, Chile lidera el compromiso azul con la iniciativa “Américas para la protección del Océano”. Adoptada en la antigua ciudad portuaria de Los Ángeles, el 9 de junio. La propuesta, ser de los primeros en la iniciativa. Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos y Panamá, desarrollarán un plan para la protección del espacio común.
Colaboración, cooperación y coordinación entre los países de América del Pacífico para la gestión efectiva de las áreas marítimas protegidas de la región enfrentando de manera conjunta las amenazas que afectan el océano y asegurar su debido cuidado. Se suma a la iniciativa de la autopista Nemo, promovida por Costa Rica, Panamá, Ecuador y Colombia para el Pacífico.
Para muchos la agenda oceánica, o azul, como se le viene llamando en foros especializados puede parecer demasiado amplia. Pero para los involucrados es momento para un viraje. Falta mucho por recorrer con la inclusión de los actores relevantes y necesarios en este proceso. Una nueva agenda azul claramente se está debatiendo.
Actualmente, en diversos foros se aborda la cuestión como una de las principales en la agenda emergente y dominante. La diversidad marina y la economía azul en la ruta. Pesca y otras actividades de explotación, conservación, protección de océanos y mares. El reconocimiento del aporte global de las poblaciones y urbes en los litorales, su acceso al desarrollo sostenible.
POR GUADALUPE GONZÁLEZ
Catedrática universitaria.
@GuadalupeGonzCh
MAAZ