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Laboratorio Electoral

He escuchado ad nauseam que el Estado de México es un laboratorio electoral

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

He escuchado ad nauseam que el Estado de México es un laboratorio electoral. El preludio de las elecciones presidenciales y un certero predictor de lo que podría ocurrir en 2024. Con una lista nominal compuesta por más de 12 millones de electores, que superan considerablemente a los votantes de los seis estados que celebraron comicios hace unas semanas, y algunas otras singularidades, no queda claro si el escenario mexiquense puede replicarse a nivel nacional.

En primer lugar, el desafío para construir una alianza opositora parece más complejo. En el Estado de México habrá cuatro fuerzas políticas con cuadros populares, con arraigo y que han finalizado con éxito sus encomiendas previas. Todos los partidos tienen figuras con carreras políticas, burocráticas y partidistas de mucha trascendencia. Todos han trabajado su candidatura por lustros, como Alejandra del Moral, Enrique Vargas, Juan Zepeda y el combo morenista de Higino y Delfina.

Más allá de la popularidad personal, en los sistemas electorales de mayoría como el utilizado para elegir a los gobernadores en México, se generan de manera natural contiendas bipartidistas, porque los electores emiten un voto estratégico, en aras de que no gane su opción menos preferida. Eso implica que la oposición, para ganarle al oficialismo, debe competir en tándem, formar un bloque, frente o coalición que pueda dirigir una mujer que encuentre el centro ideológico.

A pesar de que un segmento considerable de votantes se identifica con el tricolor (25% del electorado estatal), el gobernador del Mazo –de acuerdo con el ranking de Mitofsky- tiene una aprobación del 40%, solo arriba de David Monreal de Zacatecas. De acuerdo con la Envipe del INEGI, la tasa de prevalencia delictiva en el Estado de México es de 33 miles por cada 100,000 habitantes; es decir, 10 puntos arriba de la media nacional. Y su economía ha tenido un crecimiento modesto de solo 1.5% en los últimos cinco años.

Pero esto no le ha impedido al PRI conservar varios bastiones electorales. Un estudio reciente de Rodrigo Galván de las Heras establece que en las elecciones de 2021, el PRI y sus aliados ganaron más del doble de municipios que Morena y la mitad de las diputaciones locales en la elección intermedia; en su mayoría con triunfos en el occidente del Estado de México. Tanto en la elección de Presidentes Municipales como en la de Diputados Locales el PRI y sus aliados obtuvieron entre 650 y 700 mil votos más que Morena.

Es posible que un frente opositor pueda resistir el embate morenista, si quien lidera su fórmula enarbola de manera firme y sin ambages la bandera de la seguridad, que los mexiquenses ubican como el flagelo perenne que aflige al estado. Los electores son racionales y emiten su voto de acuerdo con la evaluación que realizan del gobierno saliente y las expectativas que tienen del que puede llegar en dos rubros: el combate a la inseguridad y el manejo de la economía (en tiempos de pandemia hay que incorporar el manejo de la crisis sanitaria).

El eje a lo largo de los cuales los electores decidirán su voto el próximo año, no serán muy diferentes a los de la elección de 2021. Ideológicamente el electorado mexiquense será el mismo. La seguridad, la generación de empleos y la política social enfocada a las mujeres será la clave del éxito.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY
POLITÓLOGO
@AECHEGARAY1

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