Justo en la recta final del ciclo escolar que termina el próximo 28 de julio, se ha anunciado que inicia la campaña de vacunación contra el Covid para niños y niñas a partir de los 5 años. En mayo, se había dado luz verde ya a la vacunación para niños y niñas desde los 12 años de edad.
Las autoridades de salud han alertado que, así como con los adultos, las y los pequeños necesitan dos sesiones de inmunización, aunque las dosis para éstos últimos son menores. Así que, para estar seguros de iniciar el siguiente ciclo que comienza el 29 de agosto con todas y todos los estudiantes seguros, tanto autoridades como mamás, papás y cuidadoras y cuidadores, tendrán que librar una carrera contra reloj ya que entre una aplicación y la otra será necesario que pasen 21 días. Así que a correr a registrarles.
Hasta ahora, la Secretaría de Salud ha reportado que se han adquirido 8 millones de dosis de la marca Pfizer para este sector de la población (5 a 12 años), sin embargo, debemos estar vigilantes y ejercer las presiones necesarias desde donde nos corresponda, para que el Estado esté preparado para tener en tiempo las dosis restantes, dado que la cifra actual no cubriría el esquema completo ni para la mitad de las niñas y niños de entre 5 y 9 años sin contar a quienes tienen entre 10 y 12.
¿Y que pasa con las y los más chiquititos de la primera infancia (es decir menores de 5 años)? Pues resulta que en otros países ya se ha determinado que tanto la marca Pfizer como la Moderna son seguras para ellos con 3 y 2 aplicaciones respectivamente. Sin embargo, aquí en México aun no hay noticias oficiales sobre cuándo se podrá iniciar con ese grupo que asciende a más de 11.4 millones de niñas y niños.
Urge acelerar el paso, pues hasta que no estemos todas y todos cubiertos, todos los lugares de convivencia como las escuelas, guarderías y estancias infantiles seguirán siendo una posibilidad de contagio. Y como ya se ha dicho, son también estos espacios los que más necesitamos que estén listos, pues la pérdida de aprendizajes por la falta de presencialidad continua o por menos horas de las habituales causaran daños que van a ser muy difíciles de reparar en lo que toca a las brechas de desigualdad que ya pre existían.
Así que no se trata solo de un tema que incumbe exclusivamente a las autoridades de salud, queremos ver a la secretaria de Educación, Delfina Gómez, empujando y aportando en el asunto, pues son las niñas y niños a su cargo los que se nos están quedando atrás al no poder garantizarles dos derechos concatenados: el derecho a la salud y el derecho a aprender. Pero, si nos apuramos y apuramos a las y los responsables, podemos comenzar el ciclo 2022-2023 ahora sí, con todas y todos protegidos.
POR JENY FARÍAS
DIRECTORA DE PROYECTOS ESPECIALES
@JENYCA
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