En distintas ocasiones me han preguntado cuál es la función de los medios públicos, en el marco de las transformaciones que está viviendo el país. ¿Cuál es el servicio que estos medios deben proveer, particularmente en el universo de la información y opinión?, ¿deben ser una vocería de las acciones de gobierno? Muchas vueltas se le ha dado a ese tema y lo primero es, quizá, ubicar el contexto actual de los medios públicos y del país: un gobierno cuya agenda es avanzar en el otorgamiento de derechos de mayorías, la existencia de resistencias a esta agenda y, por otro lado, un entorno social en pleno cambio.
¿Qué nos toca a los medios públicos? Hoy se abre un horizonte para trazar camino en función de dos objetivos: la defensa de derechos, donde uno fundamental es el derecho a la información y la contribución a la ciudadanización de la política, y el debate en un entorno democrático. De ahí que no sea casualidad que parte importante del trabajo que desde los medios públicos hoy se realiza, sea la verificación y desmentido de infodemia, una función asumida en el contexto de la multiplicación de información sencillamente falsa, o de traducciones que destacan únicamente una parte y, con ello, derivan conclusiones también falsas.
Otra parte del trabajo es justamente la problematización de lo que rodea ciertas informaciones, lo que otorga mayores herramientas para su interpretación en el marco del derecho a la información. Con ello se busca atender también al segundo de los objetivos: contribuir a la participación y el empoderamiento de un ciudadano que lo está pidiendo. Durante mucho tiempo, las grandes plataformas de comunicación han ofrecido un entorno propicio, más bien para la apatía y la desvinculación de la población con los asuntos públicos, a través de una mirada generalizadora en la que, todo es una calamidad, nada tiene solución y no existen procesos sino eventos sin contexto que se convierten en prueba de que todo se mantiene igual, siempre.
Pero si esa lógica prevalece aún en los grandes medios, la sociedad se encuentra en plena transformación, y donde existía desdén, hoy hay demanda de una información, ángulos e interpretaciones más amplias. A los medios públicos, les corresponde responder a esa demanda. En este contexto, dentro del Sistema Público de Radiodifusión nos preguntamos sobre la utilidad de recuperar, diseccionar y contrastar los contenidos de la mañanera presidencial, el principal fenómeno de comunicación política de nuestro tiempo, de cara a los debates que genera, la información que provee, las reflexiones que despierta y sus respuestas a este entorno en el que cada movimiento y no movimiento de gobierno es materia de escrutinio mediático y de interés general.
El experimento cobró la forma del programa Mañanera 360, que comenzará transmisiones el próximo lunes 27 de junio al finalizar la conferencia matutina y que estaremos conduciendo el colega Jorge Armando Rocha y una servidora. Muy seguramente no será de la gracia de todos; habremos de equivocarnos y recibiremos toda clase de opiniones sobre el trabajo que ahí realizaremos. Serán bienvenidas. Y en tanto nuestra labor contribuya al debate público y a una participación social exigente, el objetivo se habrá alcanzado.
POR AZUL ALZAGA
PERIODISTA
@AZULALZAGA
MAAZ